Page 129 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
               más mínima influencia sobre ella en este apartado; se meterá  en un negocio que
               provoca ataques de corazón a la gente.
                     Sigo en el Two Lakes Hotel. Sigo en recepción. Sigo dando cobijo al público bajo
               nuestro tejado de cristal. Mi jefe se ha marchado a Estados Unidos, donde ha abierto
               otro hotel más, de modo que no cuento con ver a ninguno de los hermanos Lake por
               aquí  durante mucho tiempo. En su lugar han contratado a una serie de penosos
               expertos en formación de equipos para que vengan a enseñarnos a estar en armonía.
               La semana que viene el jefe de equipo, Simon, nos lleva a hacer pirag üismo para que
               podamos comunicarnos fuera del entorno laboral. Se supone que aprenderemos a
               comentar nuestros problemas.
                     ¿Cómo voy a decirle a Tania, que también trabaja en recepción, que el motivo
               por el que no le hablo es que no soporto oír su voz de pito, que odio que diga: «¿Qué
               piensas?»  al final de cada frase, que lleva un perfume demasiado fuerte para un
               despacho tan pequeño, y que el pintalabios rosa que se pone se le pega a los dientes y
               nunca le quedará  bien con su color de pelo? Por la mañana el aliento de Stephen
               apesta a pañales sucios; me encanta que haga su primera pausa para tomar caf é y
               fumar porque cuando vuelve en comparación su aliento huele a rosas. Geoffrey tiene
               un   grave   problema   de   olor   en   los   sobacos;   Fiona   tiene   un   grave   problema   de
               flatulencias (no sé  qué  debe de comer). Tabitha no para de asentir con la cabeza
               mientras   le   hablo,   dice:  «bien»  detrás   de   casi   cada   palabra   y,   para   colmo   de
               desdichas, intenta acabar mis frases en mi lugar o decir conmigo las  últimas palabras.
               Lo más enojoso es que siempre le sale mal. Henry lleva calcetines blancos y zapatos
               negros, Grace tararea la misma canción de las Spice Girls cada día de la semana, cosa
               que me pone histérica porque siempre termino cantándola en voz baja al llegar a casa
               y en consecuencia Katie acaba menospreciando a su anticuada madre por no tener ni
               idea de quién ocupa las listas de éxitos de esta década.
                     Entre todos me sacan de quicio. Aunque puede que eso del piragüismo no sea
               mala idea después de todo: podré ahogarlos a todos. Alex, escríbeme y cuéntame qué
               pasa en tu vida.
                     Besos,
                     Rosie



                     Rosie:
                     Perdona que haya estado distante últimamente, pero es que he tenido mucho
               trabajo. Aunque eso no es excusa para perder el contacto. Ya debes de saber casi
               todas las novedades sobre mi trabajo, supongo, así que me salto esa parte. Mis
               padres están muy bien y siguen enmarcando todas y cada una de las fotos de ti y
               Katie que les mandas. Su casa empieza a parecer una especie de santuario dedicado a
               vosotras dos, las chicas Dunne.
                     ¡Buenas noticias! El mes que viene pasaré unos días en Irlanda. Mis padres
               también irán y Sally me ha autorizado a llevarme a Josh esas dos semanas ya que
               pasó con ella las vacaciones de Navidad. Hace mucho tiempo que no se reúne la
               familia al completo y mamá decidió que quería estar con Phil, sus veinte hijos, el
               resto de la familia y todos sus amigos para celebrar que llevan ya cuarenta años de
               matrimonio. Cuarenta años, figúrate. Yo apenas llegué a dos. No sé cómo lo han
               conseguido.   Aunque   a   ti   te   está   yendo   bien.   ¿Cuánto   lleváis   juntos   tú   y
               Comosellame? Lo suficiente, diría yo.
                     No recuerdo cuándo pasé la Navidad en Dublín por última vez. Pero pronto
               volveremos a estar juntos, Rosie.
                     Alex







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