Page 126 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN                                                             Donde termina el Arco Iris
               ROSIE: Muy bien, gracias. No me quejo.
               RUBY: ¡Ja!
               ROSIE: Vale, vale, estoy un poco entumecida.
               RUBY: ¡Ja!
               ROSIE: Vale, esta mañana el autobús ha tenido que bajar la rampa para minusválidos
                       porque no podía levantar las piernas.
               RUBY: Eso empieza a ser creíble.
               ROSIE: ¡¡Ay, qué guapo es Ricardo, Ruby!! Anoche soñé con él. Me he despertado sin
                       camiseta y con la almohada llena de babas. (Vale, no es verdad.) Cada vez que
                       oía esa voz italiana tan sexy gritando: «¡¡Ro-sie!! ¡Pres-ta ten-sión!» y: «¡¡Ro-
                       sie!! ¡Le-van-ta del sue-lo!» se me estremecía todo el espinazo. Pero lo que
                       realmente me puso fue cuando dijo: «¡Muy bien, Rosie, un meneo de caderas
                       fantabuloso!». Mmmm, el rico Ricardo y sus caderas...
               RUBY: ¡Sí! ¡Las caderas! Aunque creo recordar que se refería a mí con lo del «meneo
                       fantabuloso».
               ROSIE: ¡Oh, Ruby! ¿No tiene derecho a soñar una chica? Me sorprendió que hubiera
                       tantos hombres. ¿A ti no?
               RUBY: ¡Sí! Me hizo pensar en cuando iba a las discotecas siendo todavía una colegiala:
                       siempre era una de las chicas a las que les tocaba como pareja de baile otra
                       chica. Anoche había más hombres bailando con hombres que mujeres con
                       mujeres.
               ROSIE: Sí, es verdad, pero algo me dice que lo hacían por gusto. Aunque se tomaron
                       demasiado en serio lo de llevar tacones altos, ¿no crees? ¿Te imaginas a Teddy
                       y a Greg asistiendo con nosotras a clase?
               RUBY: ¡Ay, esa visión nos dañaría los ojos! Teddy no alcanza a tocarse los hombros con
                       las manos, ¡imagínate abrazarme! Cuando terminara de dar una vuelta ya
                       habría pasado un año.
               ROSIE:  ¡Ja! Sí, y Greg seguramente se obsesionaría tanto con Ricardo contando los
                       pasos en voz alta que se pondría a hacer cálculos mentales sumándolos,
                       multiplicándolos, restando el primer resultado a la raíz cuadrada del sexto o
                       lo  que fuera.  Greg,  el  director  de   banco   y  su   aventura  amorosa  con  los
                       números. Me parece que sólo quedamos tú y yo, Ruby.
               RUBY: Eso parece... ¿Y qué tal le van las cosas a Alex últimamente?
               ROSIE: Sigue rondando al padre de Bethany la Putilla con la intención de conseguir un
                       empleo en el que hacer picadillo los cuerpos de la gente.
               RUBY: Ya... ¿Quién es Bethany, por qué es una putilla y a qué se dedica su padre?
               ROSIE: Ay, perdona. Bethany es el amor de infancia y la primera novia de Alex; es una
                       putilla porque lo digo yo y su padre es médico.
               RUBY: Qué emocionante: el regreso de una de las ex novias de Alex. Esto sí que será
                       una vuelta de hoja.
               ROSIE:  No, ella no pinta nada. Alex está asistiendo a unas conferencias que da su
                       padre.
               RUBY: Ay, Rosie Dunne, espera lo inesperado, por una vez. Quizás así no te quedes tan
                       patidifusa cuando las cosas se te pongan en contra.


















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