Page 44 - La teoría del todo
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dependía de las dos grandes teorías de este siglo, la relatividad general y la mecánica
           cuántica. Inicialmente despertó mucha oposición porque contradecía el punto de vista
           existente:  «¿Cómo  puede  un  agujero  negro  emitir  algo?».  Cuando  anuncié  por
           primera  vez  los  resultados  de  mis  cálculos  en  una  conferencia  en  el  Laboratorio

           Rutherford, cerca de Oxford, fui recibido con incredulidad general. Al final de mi
           charla  el  presidente  de  la  sesión,  John  G.  Taylor,  del  King’s  College  de  Londres,
           afirmó que era un completo absurdo. Incluso escribió un artículo a tal efecto.
               Sin embargo, al final la mayoría de la gente, entre ellos John Taylor, ha llegado a

           la conclusión de que los agujeros negros deben radiar como cuerpos calientes si el
           resto  de  nuestras  ideas  sobre  la  relatividad  general  y  la  mecánica  cuántica  son
           correctas. Así, incluso si todavía no hemos conseguido encontrar un agujero negro
           primordial,  hay  un  acuerdo  general  en  que,  si  lo  hiciéramos,  tendría  que  estar

           emitiendo muchos rayos gamma y rayos X. Si encontramos uno, ganaré el premio
           Nobel.
               La existencia de radiación procedente de los agujeros negros parece implicar que
           el colapso gravitatorio no es tan final e irreversible como pensábamos en otro tiempo.

           Si un astronauta cae dentro de un agujero negro, la masa de este aumentará. Con el
           tiempo, la energía equivalente de dicha masa extra será devuelta al universo en forma
           de radiación. Así pues, en cierto sentido, el astronauta será reciclado. No obstante,
           sería una pobre clase de inmortalidad, porque cualquier concepto personal de tiempo

           para el astronauta llegaría a un final casi con certeza cuando fuera aplastado dentro
           del agujero negro. Incluso las clases de partículas que fueran emitidas eventualmente
           por  el  agujero  negro  serían  en  general  diferentes  de  las  que  constituyeran  al
           astronauta.  La  única  característica  del  astronauta  que  sobreviviría  sería  su  masa  o

           energía.
               Las aproximaciones que utilicé para deducir la emisión de los agujeros negros
           deberían funcionar cuando el agujero negro tiene una masa mayor que una fracción

           de gramo. Sin embargo, dejarán de ser válidas al final de la vida del agujero negro,
           cuando su masa se hace muy pequeña. Todo indica que el resultado más probable
           sería que el agujero negro simplemente desaparecería, al menos de nuestra región del
           universo.  Se  llevaría  consigo  al  astronauta  y  a  cualquier  singularidad  que  pudiera
           haber dentro del agujero negro. Este fue el primer indicio de que la mecánica cuántica

           podría  eliminar  las  singularidades  que  fueron  predichas  por  la  relatividad  general
           clásica. Sin embargo, los métodos que algunos colegas y yo estábamos utilizando en
           1974  para  estudiar  los  efectos  cuánticos  de  la  gravedad  no  podían  responder  a

           preguntas tales como si ocurrirían singularidades en gravedad cuántica.
               Por eso, a partir de 1975 empecé a elaborar una aproximación más poderosa a la
           gravedad  cuántica  basada  en  la  idea  de  Feynman  de  una  suma  sobre  historias.
           Describiré las respuestas que sugiere esta aproximación para el origen y el destino del
           universo  en  las  dos  conferencias  siguientes.  Veremos  que  la  mecánica  cuántica

           permite  que  el  universo  tenga  un  comienzo  que  no  sea  una  singularidad.  Esto



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