Page 9 - CONFI RELATO. Filomeno en la escuela
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“Filomeno en la escuela”
colchonetas del gimnasio, temor a estar en lugares cerrados o pavor a los
insectos como arañas o mosquitos, que por la noche atacaban volando
como aviones en los aeropuertos.
A Helena le entusiasmaba también ayudar, así que se ofreció junto a
Aurora para ser las doctoras, al menos enfermeras, por si alguien
enfermase, pero cuando Fray Sandalio oyó aquella propuesta alzó la voz:
- ¡Aquí, en este monasterio de la Infanta Leonor, estando yo a los
mandos de la cocina y del huerto, nadie enfermará!, ¿o acaso no
sabéis que no hay mejor medicina que la cocina?
Otros amigos se encargarían de construir lo que hiciera falta, cabañas,
caminos, o camas con las colchonetas…como si fueran soldados de la
antigua Roma, que todo lo sabían hacer.
Incluso Máximus se ofreció a pintar una bandera para colgarla del mástil,
porque piensa Fray Sandalio que todo monasterio debe ser engalanado
con una bandera, por lo que él con la ayuda de Olimpia pintarían e izarían
lentamente la bandera cada día.
Estela y Cleopatra darían de comer a Margarito, y con cuidado recogerían
pastos de un campo cercano al colegio, de noche, cuando nadie les
descubriese.
Otra cosa importante era que alguien pudiera avisar de los horarios,
aunque el sol era un perfecto reloj, pero para los más despistados y
dormilones se necesitaría una especie de despertador que Bonifacio
encontró al vigilar el patio.
Cada mañana un pájaro negro golpeaba con su fuerte pico
una parte de la fuente de agua y un fresco chorro salía
disparado. Así que cuando aparecía el pájaro negro,
Bonifacio (que desde la cristalera vigilaba día y noche) iba
por las clases y el gimnasio a despertar a todos.
El resto de amigos trabajarían duro, como las hormigas en
los hormigueros.
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