Page 215 - Cementerio de animales
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Se sentaron a la mesa de la cocina, con una cerveza cada uno. «La primera vez
que bebemos aquí», pensó
Louis ligeramente sorprendido. Ellie gritó en sueños y los dos se quedaron
quietos como estatuas en un juego infantil. El grito no se repitió.
—Bien —dijo Louis—, ¿qué haces aquí a las cero horas quince minutos del día
en que vamos a enterrar a mi hijo? Eres un amigo, Jud, pero esto es llevar las cosas
demasiado lejos.
Jud bebió, se limpió los labios con la palma de la mano y miró fijamente a Louis.
Había algo claro y concreto en aquella mirada y, al fin, Louis tuvo que desviar los
ojos.
—Tú sabes por qué estoy aquí —dijo Jud—. Estás pensando cosas que no debes,
Louis. Peor aún, estás haciendo planes.
—En lo único que pensaba era en irme a la cama —dijo Louis—. Mañana tengo
un entierro.
—Yo tengo parte de culpa de esa pena que sientes esta noche —dijo Jud en voz
baja—. Tal vez yo sea el responsable de que haya muerto tu hijo.
Louis le miró, asombrado.
—¿Qué? ¡No digas disparates, Jud!
—Estás pensando en llevarlo allá arriba —dijo Jud—. No niegues que lo has
pensado, Louis.
Louis no respondió.
—¿Hasta dónde se extiende su maleficio? —dijo Jud—. ¿Puedes contestarme a
eso? No. Ni yo mismo lo sé, y yo no me he movido de este rincón del mundo en toda
mi vida. Sé cosas de los micmacs, y sé que ese sitio era para ellos un lugar sagrado…
Pero no en el buen sentido. Me lo dijo Stanny B. También me lo dijo mi padre…
después. Cuando "Spot" murió por segunda vez. Ahora los micmacs, el estado de
Maine y el gobierno de Estados Unidos tienen un litigio para decidir quién es el
dueño de esas tierras. ¿De quién son? Nadie lo sabe a ciencia cierta, Louis. Ya no.
Las han reclamado varias personas en distintas épocas, pero ninguna reclamación
prosperó.
Una de ellas fue Anson Ludlow, biznieto del fundador de esta ciudad. Tal vez la
suya fue la reivindicación más fundada hecha por un hombre blanco, ya que el viejo
Joseph Ludlow recibió la concesión del propio rey Jorge III cuando Maine no era más
que una provincia de la colonia de la bahía de Massachusetts. Pero aun entonces
hubiera tenido que pleitear de firme, porque otros Ludlow las reclamaban también, al
igual que un tal Peter Dimmart, que afirmaba poder demostrar convincentemente que
él era un Ludlow ilegítimo. Y el viejo Joseph Ludlow tenía muchas tierras pero muy
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