Page 220 - Cementerio de animales
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               —Por aquel entonces, durante la guerra, el tren todavía paraba en Orrington, y
           Bill Baterman tenía un coche fúnebre en la estación, esperando al mercancías que

           traía el cuerpo de su hijo Timmy. El féretro fue descargado por cuatro obreros del
           ferrocarril.  Yo  era  uno  de  ellos.  En  el  tren  viajaba  un  soldado  de  la  Sección  de
           Tumbas y Registros, la versión militar de una empresa de pompas fúnebres, Louis,

           pero ni asomó la cabeza. Estaba borracho en un vagón en el que aún quedaban otros
           doce ataúdes.

               «Pusimos a Timmy en un furgón Cadillac, de los que por aquel entonces aún se
           llamaban «rápidos», porque en aquel tiempo la principal preocupación era poner al
           muerto  bajo  tierra  antes  de  que  oliera  mal.  Allí  estaba  Bill  Baterman,  con  la  cara
           impenetrable  y…,  no  sé…,  seca,  diría  yo.  No  tenía  ni  una  lágrima.  Huey  Garber

           conducía el tren, y dijo que el tipo del ejército llevaba una ruta especial. Dijo Huey
           que a Limestone, en Presque Isle, había llegado un montón de ataúdes en avión y

           desde allí los ataúdes y su acompañante habían emprendido el viaje hacia el sur.
               »El tipo del ejército, se acerca a Huey, saca un quinto de whisky de dentro del
           blusón  del  uniforme  y  le  dice  con  acento  sureño:  «Señor  maquinista,  hoy  llevará
           usted un tren fantasma, ¿no lo sabía?»

               »Huey le dice que no.
               »«Pues así es. Por lo menos, así llamamos en Alabama a un tren fúnebre. Porque

           yo soy de allí, ¿sabe?» Y Huey dice que el tío saca una lista del bolsillo y la mira:
           «Empezaremos  dejando  dos  de  estos  ataúdes  en  Houlton,  luego  tengo  uno  para
           Passadumkeag,  dos  para  Bangor,  uno  para  Derry,  uno  para  Ludlow,  etcétera.  Me
           siento como un maldito lechero. ¿No quiere un trago?»

               »Huey rehúsa el trago, diciendo que la Bangor y Aroostook es muy quisquillosa
           con los maquinistas a los que les huele el aliento, y el militar no se lo toma a mal,

           como tampoco Huey le reprocha al otro su borrachera. Hasta se dan la mano.
               »Y  emprendieron  el  viaje,  dejando  ataúdes  con  la  bandera  a  cada  dos  o  tres
           estaciones. Había unos dieciocho o veinte en total. Dijo Huey que tenían que llegar

           hasta Boston, y en todas las estaciones había familias que lloraban, en todas menos en
           Ludlow…  En  Ludlow  estaba  Bill  Baterman  que,  según  él,  parecía  que  estuviera
           muerto por dentro y sólo esperara que el alma empezara a olerle mal. Huey me contó

           después que cuando acabó el viaje fue a despertar al del ejército y juntos recorrieron
           quince o veinte bares, y Huey agarró la borrachera más grande de su vida, y después
           fue  a  ver  a  una  puta,  algo  que  no  había  hecho  nunca,  y  luego  despertó  con  una

           gonorrea fenomenal, y dijo que si eso era un tren fantasma, no quería volver a llevar
           trenes fantasma en lo que le restara de vida.
               »El  cadáver  de  Timmy  fue  depositado  en  la  funeraria  Greenspant  (que  estaba



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