Page 220 - Cementerio de animales
P. 220
39
—Por aquel entonces, durante la guerra, el tren todavía paraba en Orrington, y
Bill Baterman tenía un coche fúnebre en la estación, esperando al mercancías que
traía el cuerpo de su hijo Timmy. El féretro fue descargado por cuatro obreros del
ferrocarril. Yo era uno de ellos. En el tren viajaba un soldado de la Sección de
Tumbas y Registros, la versión militar de una empresa de pompas fúnebres, Louis,
pero ni asomó la cabeza. Estaba borracho en un vagón en el que aún quedaban otros
doce ataúdes.
«Pusimos a Timmy en un furgón Cadillac, de los que por aquel entonces aún se
llamaban «rápidos», porque en aquel tiempo la principal preocupación era poner al
muerto bajo tierra antes de que oliera mal. Allí estaba Bill Baterman, con la cara
impenetrable y…, no sé…, seca, diría yo. No tenía ni una lágrima. Huey Garber
conducía el tren, y dijo que el tipo del ejército llevaba una ruta especial. Dijo Huey
que a Limestone, en Presque Isle, había llegado un montón de ataúdes en avión y
desde allí los ataúdes y su acompañante habían emprendido el viaje hacia el sur.
»El tipo del ejército, se acerca a Huey, saca un quinto de whisky de dentro del
blusón del uniforme y le dice con acento sureño: «Señor maquinista, hoy llevará
usted un tren fantasma, ¿no lo sabía?»
»Huey le dice que no.
»«Pues así es. Por lo menos, así llamamos en Alabama a un tren fúnebre. Porque
yo soy de allí, ¿sabe?» Y Huey dice que el tío saca una lista del bolsillo y la mira:
«Empezaremos dejando dos de estos ataúdes en Houlton, luego tengo uno para
Passadumkeag, dos para Bangor, uno para Derry, uno para Ludlow, etcétera. Me
siento como un maldito lechero. ¿No quiere un trago?»
»Huey rehúsa el trago, diciendo que la Bangor y Aroostook es muy quisquillosa
con los maquinistas a los que les huele el aliento, y el militar no se lo toma a mal,
como tampoco Huey le reprocha al otro su borrachera. Hasta se dan la mano.
»Y emprendieron el viaje, dejando ataúdes con la bandera a cada dos o tres
estaciones. Había unos dieciocho o veinte en total. Dijo Huey que tenían que llegar
hasta Boston, y en todas las estaciones había familias que lloraban, en todas menos en
Ludlow… En Ludlow estaba Bill Baterman que, según él, parecía que estuviera
muerto por dentro y sólo esperara que el alma empezara a olerle mal. Huey me contó
después que cuando acabó el viaje fue a despertar al del ejército y juntos recorrieron
quince o veinte bares, y Huey agarró la borrachera más grande de su vida, y después
fue a ver a una puta, algo que no había hecho nunca, y luego despertó con una
gonorrea fenomenal, y dijo que si eso era un tren fantasma, no quería volver a llevar
trenes fantasma en lo que le restara de vida.
»El cadáver de Timmy fue depositado en la funeraria Greenspant (que estaba
www.lectulandia.com - Página 220