Page 12 - Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA.
P. 12

Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.



                  otras  muchas,  referencias  que  hoy  en  día  dan  cuenta  de  las  esenciales  vivencias  de  un
                  pueblo que la historia canónica despreciaba como indicador, como clave esencial también
                  de la historia como ciencia social. Esos hechos subjetivos de la historia que no se tomaban
                  en  cuenta  antes,  en  nuestros  días  constituyen  acopios  fundamentales  para  tener  un
                  conocimiento más certero de nuestras sociedades y una mejor comprensión de los pueblos
                  en  su  dimensión  humana,  ya  que  la  historia  a  secas,  como  macrorrelato  de  los
                  acontecimientos  del  pasado,  no  es  más  que  historia  muerta  y  estéril  al  momento  de
                  aproximarnos a la realidad concreta de nuestros pueblos. De allí que Relatos y ocurrencias
                  de un pueblo: Altagracia, de Francisco Nené Villarroel, tiene la virtud de mostrarnos la
                  manifestación  del  espíritu  de  una  población  como  material  valioso  para  quienes  deseen
                  conocer la forma “de pensar, de sentir, de imaginar y de actuar”, de un pueblo, “una mezcla
                  química de esos cuatro y aún otros más elementos simples, que constituyen en suma un
                  sistema mental”, como puntualiza Barros.  Es esa la química que nos permite inferir cómo
                  son  nuestros  pueblos,  cuánta  trascendencia,  cuánta  filosofía,  cuánta  historia,  valga  la
                  redundancia, corre de boca en boca en esas colectividades que, en pueblos como Altagracia,
                  contribuyen a su felicidad y a la grandeza de su posteridad. El afán que ha tenido Nené
                  Villarroel  de  preservar  tales  ocurrencias  están  más  allá  de  cualquier  capricho  o  vana
                  pretensión,  ya  que  teóricos  modernos  han  reivindicado  “el  valor  civilizador  del
                  conservadurismo como manera eficaz de detener la nueva ola culturalista, que devasta sin
                  respeto ni consideración los ideales sobre los que ha sustentado la humanidad, y por cuyo
                  olvido  o  menosprecio,  en  nombre  de  lo  novedoso  o  innovador,  hace  peligrar”  (2);  tesis
                  conservadora que insurge ante la avasallante globalización y el culturalismo uniformador.
                  Este  resquicio  de  resistencia  ante  las  corrientes  transnacionales  globalizadoras,  ha  dado
                  lugar a una contraparte interesante, la “glocalización”, híbrido que combina lo local con lo
                  global, ya que otra aberración sería vivir ajeno a los acontecimientos del mundo. Unido a la
                  glocalización conseguimos el término japonés “dochaku”, lo que equivale a decir “el que
                  vive en su propia tierra”. Nada más esperanzador para los pueblos del mundo que articular
                  el “dochaku” japonés con la receta del hoy obligante conservadurismo; por muy marginal
                  que sea el aporte en este sentido, no deja de ser relevante para el conocimiento futuro de
                  nuestras  comunidades.  Tanto  en  su  primer  libro  Vivencias  (2002)  como  en  Altagracia,
                  pueblo  de decimistas y decimeros  (2012) Nené Villarroel  pone el  énfasis en la tradición
                  familiar  y  cultural  de  su  pueblo,  Altagracia,  y  apreciamos  cómo  en  el  segundo  libro
                  adelanta  unas  “Ocurrencias  gracitanas”,  las  que  pasan  a  primer  plano  en  su  actual
                  producción.  Relatos  y  ocurrencias  de  un  pueblo:  Altagracia  da  para  interpretaciones
                  sociológicas,  antropológicas,  políticas  y  hasta  económicas,  vistas  desde  el  entramado
                  singular de la anécdota, el gracejo y el relato sincero de una gente en la que, pespunteando
                  aquí y allá, sobresale el carácter de un pueblo feliz por el exultante humor que brota de la
                  franca conversación durante el descanso o del día de fiesta porque es el merecido agasajo


                                                              7
   7   8   9   10   11   12   13   14   15   16   17