Page 13 - Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA.
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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.



                  que se otorga la comunidad trabajadora, de ancestrales oficios como es el pueblo de Los
                  Hatos.

                  Si  algo  destaca  en los  textos  que  nos  ofrece  Villarroel  es  el  uso  de  los  hipocorísticos  y
                  apodos  en  Altagracia.  El  historiador  José  Marcano  Rosas  (3)  ha  señalado  en  sus
                  investigaciones esta antiquísima particularidad en los pueblos de Margarita, si bien hoy en
                  día está menos presente en el discurso del habla familiar debido a que la población se ha
                  diseminado y a que el impacto demográfico en la isla con gente venida de distintas regiones
                  de Tierra Firme ha fracturado las distintas relaciones sociales y familiares del margariteño
                  de  origen.  Tal  vez  sea  Altagracia  un  reducto  donde  ese  pasado  familiar  conserva  esa
                  tradición de casta del trato de su gente; sólo que esta imposición del hipocorístico derivado
                  de nombres y apellidos, y el  apodo como manifestación  de las virtudes o defectos de la
                  condición humana –físicas o espirituales- constituyen un modo particular de los distintos
                  estratos sociales de la isla, y que, en Altagracia, perviven sin distingo de clase social. Se
                  visibiliza,  asimismo,  la  jerarquía  del  matriarcado  en  esas  relaciones,  el  predominio  del
                  matronímico sobre el patronímico, en el que van tejidos el apodo y el hipocorístico en un
                  cruce de generaciones. Así, por ejemplo, “Que Polo” el de Juana la de Matorora; Francisco
                  (Manteca  de  Corocoro)  el  de  Gacha  la  de  Antero;  Juanita,  la  mujer  de  Cheneque  el  de
                  Domitila  González,  son  algunas  evidencias  de  cómo  los  gracitanos  dan  cuenta  de  sus
                  íntimas querencias y ocurrencias en el ámbito de su quehacer cotidiano en un espacio más
                  extensivo  del  gentilicio,  y  que  nuestra  modesta  apreciación  nos  lleva  a  concluir,  sin
                  pretensión  aristocrática  alguna,  que  en  la  gens  del  pueblo  de  Altagracia  subyace  un
                  matriciado y un patriciado popular que es justo reconocer y que el libro de Nené Villarroel
                  es una modesta contribución a la que tendrán que acudir, como es lógico suponer, quienes
                  en el futuro estudien la idiosincrasia de los pueblos margariteños.



                      1)  Carlos  Barros.”Historia  de  las  mentalidades:  posibilidades  actuales”.  En:
                         http://www.h-debate.com/cbarros/spanish/hmposibilidades.htm

                      2)   Fernando  Rodríguez  Genovés.  “Ética  del  contento”.  Revista  Claves  Nº  108.
                         Madrid, 2000.

                      3)  José Marcano Rosas. Testimonios margariteños. Isla de Margarita: Fondo Editorial
                         del Estado Nueva Esparta, 1997.





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