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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.
La historia apenas comienza…
Y
se armó aquel parrandón bajo el florido guayacán de “Mencho-Chalía”.
Fueron llegando graneaditos: Jesús el de “Chico Goya” con su guitarra a
cuestas, Eustacio Marcano (Tacho), aquel gendarme venido desde Guaca
(estado Sucre), quien se nos quedara en el pueblo después de decidir unirse maritalmente a
Gladys, la de “Chica Rasse” con la que procreó una bella familia, ahí están sus hijas e hijos,
como evidencia inequívoca de aquella unión.
Tacho no vaciló en mandar a buscar su cuatro a casa de Juan Antonio Campos (Juan
Antonio el de Medarda Gómez). Juan Antonio tenía el cuatro de Tacho en calidad de
préstamo, ya que éste se lo había cedido hacía más de mes y medio y aún no se lo había
devuelto, así que Tacho vio la oportunidad de recuperar su viejo instrumento musical y así
participar en aquella parranda que se estaba armando bajo el frondoso guayacán de
“Mencho-Chalía”.
Juan Antonio devolvió el cuatro a su dueño, a la vez que hacía que Monchito, el de
Ysabel, fuera portador de las gracias a Tacho por el largo préstamo del cuatro.
__ “Dile a Tacho que muchísimas gracias y que perdone la tardanza”, instruyó Juan
Antonio a Monchito, el de Ysabel, comisionado esta vez en ir en procura del instrumento.
Tico Villarroel se apresuró en ir en busca de su par de maracas a su auto, el cual
desde muy temprano de ese día 19 de diciembre estaba aparcado frente a la casa de
Domitila González. Ya con sus maracas en las manos, Tico entabla amena conversación
con los profesores Alfredo García y Germán Mata (Manso el de Chela); dialogaban bajo la
matica de guayacán que da sombra al frente de la casa que sirve de hogar a la familia Mata
Romero.
Las maracas estaban debajo del asiento de su carro y al lado del par de maracas
destacaba la botella de escocés que Tico siempre cargaba consigo en su carro, a manera de
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