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Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.
De cuando Checherina la de Matilde, venía del velatorio de
“Alejandro el gordo”
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enía Checherina la de Matilde en su bicicleta muy temprano, a eso de las siete
de la mañana desde Pueblo Nuevo, y al llegar casa de Geña la de Domitila,
Angelita la interroga: -¡Mi madre, Checherina!, ¿qué haces por ahí tan
temprano, mujer?, ¿de dónde vienes?; y ella, aún sin desmontarse de su bicicleta, le
responde: -¡Madre, mijita, de casa del muerto!, de allá de Pueblo Nuevo, ¿tú no sabes que
Alejandro el Gordo se murió anoche?, ¡ay, Angelita!, si lo vieras, prosigue Checherina, ¡ese
hombre se ve lleno de vida en ese cofre donde está! -¿Lleno de vida?, ¡caramba
Checherina!, yo no entiendo eso, ripostó Angelita, ¿cómo es eso que un muerto va a estar
lleno de vida, mujer? -Bueno chica, le dice Checherina, bueno, que Alejandro está como era
él en vida, así gordo y rozagante; como era él, pues, ¡a Dios que lo perdone!
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