Page 24 - Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA.
P. 24

Relatos y ocurrencias de un pueblo, ALTAGRACIA. | F. V. R.



                  espalda, preguntaban a Luis Duarte ¿cuántas semanas de trabajo le había dado Tico desde

                  que  llegó  a  la  presidencia  del  concejo?,  ¿dónde  estaban  las  carreteras  que  Tico  había
                  prometido  en  su  campaña  electoral?,  y  ¿dónde  estaba  el  médico  residente  para  la

                  población?;  por  supuesto  que  eran  promesas  incumplidas,  y  Luis  fue  entrando  en  calor,
                  como producto de los traguitos de aguardiente y el acoso de aquellos amigos ocasionales,

                  hasta llegar a ofuscarse y lanzar improperios en contra de aquel concejal amigo.


                         Posteriormente Luis, algo embriagado, decide emprender marcha a su hogar movido
                  por el hambre, ya que las empanadas que Cayito Ordaz había brindado al grupo de amigos

                  habían  sido  digeridas,  además  que  “Que  Polo”  el  de  Juana  la  de  Matorora  se  había
                  marchado con la olla completamente vacía, es decir, las empanadas se habían terminado.

                  Así que Luis se fue a su casa en procura de algo que comer.


                         -¿Vas a comer, Luis?, interroga Magdalena, su buena mujer, madre de sus hijos, sin
                  percatarse que Luis tenía unos cuantos “palitos” demás.


                         -¡Qué  comer  ni  qué  comer,  mujer!,  yo  lo  que  vengo  es  envenenao  con  ese  gran

                  carajo de Tico Villarroel, más engañador y farsante que el carajo, le grita Luis a su buena
                  mujer, madre de sus hijos, a la vez que se dirige hacia la puerta del cuarto principal donde

                  permanecía un afiche de Tico y donde aparecían, además, todas y cada una de las promesas

                  electorales.

                         Luis, lleno de rabia, tomó el afiche y lo lanzó hacia el patio, luego tomó un palo de

                  leña, y diciendo ¡farsante, mentiroso!, ¿dónde están las carreteras?, ¿dónde está el médico

                  residente?, ¿dónde están?, muérgano, embustero, ¡gran carajo!, que con esa sonrisa burlona
                  engañaste a tu propio pueblo; mientras continuaba echándole palo al afiche de Tico.


                         Su mujer logró tranquilizarlo e impidió que Luis destrozara aquél día a palo el viejo

                  afiche que por muchos meses permaneció colgado en la pared del cuarto matrimonial de la
                  casa de Luis.


                         Desde ese día, Luis Duarte dejó su fanatismo por el partido URD y, lógicamente, la

                  admiración por Tico Villarroel como líder regional de aquel partido político, situación que
                                                             19
   19   20   21   22   23   24   25   26   27   28   29