Page 39 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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Ciertamente la sociedad te prepara para la actividad, para la
                   ambición, para la prisa, para la eficiencia. No te prepara para
                   relajarte ni para no hacer nada y descansar. Condena todo tipo de
                   descanso llamándolo holgazanería. Condena a la gente que no está
                   disparatadamente activa; porque la sociedad entera está
                   disparatadamente activa, intentando llegar a algún sitio. Nadie sabe
                   a dónde, pero todo el mundo está en ello: ¡¡Ve más de prisa!”.
                          Me contaron una vez sobre un hombre y su esposa que iban
                   condiciendo por una carretera a una velocidad excesiva. La esposa
                   no dejaba de repetirle al marido: “Tú mira el mapa”.
                          Y el marido decía: “No me digas nada. ¡Cállate! Yo soy quien
                   conduce. Lo de menos es adónde vayamos, lo importante es que
                   llevamos una buena velocidad. Lo bueno es la velocidad”. Nadie
                   sabe en el mundo adónde va, y por qué va.
                          Existe una anécdota muy famosa de George Bernard Shaw.
                   Iba a Londres a otro lugar y llegó el revisor del tren y le solicitó el
                   ticket. Miró en sus bolsillos, en la bolsa, abrió la maleta. Entonces el
                   revisor le dijo: “Yo lo conozco. Usted es un hombre famoso. Es
                   George Bernard Shaw. Es conocido en el mundo entero. El ticket
                   estará en algún sitio, debe haber olvidado dónde lo puso. No se
                   preocupe. No lo busque más”.
                          George Bernard Shaw le respondió: No entiende usted mi
                   problema. No estoy buscando el ticket sólo para enseñárselo.
                   También quiero saber adónde voy. Ese estúpido ticket: si lo pierdo
                   estoy perdido yo. ¿Cree que lo estoy buscando por usted? Por favor
                   dígame adónde voy”.
                          El revisor respondió: “Esto es el colmo. Yo sólo estaba
                   tratando de ayudarle. No se enfade. Quizá lo recuerde más tarde,
                   cuando llegue a la estación. ¿Cómo le voy a decir yo a usted adónde
                   va?”.
                          Pero todo el mundo está en la misma posición. Es algo bueno
                   que no haya revisores espirituales por ahí, comprobando: “¿Adónde
                   va usted?”. Porque te encontrarías sin respuesta. Has salido hacia
                   algún sitio. Pero la verdad es que no sabes hacia dónde te diriges.
                          Llegas hasta la tumba, de eso puedes estar seguro. Pero no
                   es el lugar a donde pretendías ir, al lugar que nadie quiere ir, pero
                   al que finalmente llega. Ése es el terminal donde acaban todos los
                   trenes. Si no tienes ticket, espera hasta el terminal. Allí dirán:
                   “Todo el mundo debe descender. Final del trayecto”.
                          Toda la sociedad es impulsada por el trabajo. Es una sociedad
                   obsesionada por él. Es adicta al trabajo. No quiere que aprendas a
                   relajarte. Por eso desde la infancia te inculca en la mente ideas
                   antirelajación.
                          No te digo que te relajes todo el día. Haz tu trabajo, pero
                   busca un poco de relajación. Quedarás sorprendido al constatar que
                   si puedes relajarte durante una hora o dos de las veinticuatro,
                   adquirirás una mayor percepción sobre ti mismo.
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