Page 40 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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Tu comportamiento exterior cambiará; estarás más tranquilo,
mas calmado. Cambiará la calidad de tu trabajo: será más artístico
y más agraciado. Cometerás menos equivocaciones de las que
sueles cometer, porque ahora estás más centrado, menos disperso.
La relajación tiene poderes milagrosos. No es holgazanería. El
hombre perezoso puede parecer, desde el exterior, como si no
estuviera haciendo nada, pero su mente va tan rápido como puede;
mientras que en el hombre relajado lo está su cuerpo, lo está su
mente, lo está su corazón.
Aplica la relajación en las tres capas –cuerpo, mente,
corazón- durante dos horas, estás casi ausente. En estas dos horas
se recuperan tu cuerpo, tu corazón y tu inteligencia, y en el trabajo
sacarás el fruto de esa recuperación.
No serás un fracasado por eso; dejarás el frenesí, no estarás
corriendo innecesariamente de acá para allá. Irás directamente al
punto adonde quieres ir. Harás las cosas que hay que hacer; no te
ocuparás de trivialidades. Sólo dirás lo que hace falta decir. Tus
palabras serán telegráficas; tus movimientos, armoniosos; tu vida
será poesía.
La relajación puede llevarte a puntos altos; es una simple
técnica. No es complicada; durante unos pocos días la encontrarás
difícil por falta de costumbre. Habituarte será cuestión de días.
Insistiendo en la relajación, llega a aparecer la meditación. La
meditación es el nombre de la más profunda relajación.
Dale Espacio A la Sabiduría del Cuerpo
El cuerpo posee una gran sabiduría: deja que te la muestre.
Permite que poco a poco te vaya enseñando su propia sapiencia.
Siempre que tengas tiempo, relájate. Deja que la respiración
proceda por su cuenta, no interrumpas. Nuestro hábito de interferir
es algo ya tan arraigado que ni siquiera podemos respirar sin
interponernos. Si observas la respiración, inmediatamente verás
que has empezado a interferir: comienzas a hacer respiraciones
profundas, o te pones a exhalar más. No hace falta interferir en
absoluto. Deja que la respiración funcione como está; el cuerpo
sabe exactamente lo que necesita. Si le hace falta más oxígeno
respirará más; si necesita menos respirará menos.
¡Tú deja al cuerpo! No te interpongas para nada. Cuando
sientas alguna tensión, relaja esa parte. Despacio y lentamente…
Empieza primero mientras estás sentado, descansando, y luego
mientras estás haciendo cosas. Estás limpiando el suelo, trabajando
en la cocina o en la oficina; sigue relajado. La acción no debe
suponer una interrupción del estado de relajación. Así se produce
una gran belleza, una belleza muy grande en tu actividad. Ésta