Page 45 - Osho - El Equilibrio Cuerpo Mente_Lucid
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cuando tienes jaqueca. Cuando no la tienes, tampoco tienes cabeza:
es ligera, no pasa nada. Cuando te duelen las piernas, las tienes.
Cuando no duelen, no existen. Cuando el cuerpo está sano… mi
definición de salud es que eres en absoluto consciente de su
existencia; da lo mismo que la tengas o no.
Lo mismo se aplica con respecto a una mente sana. Sólo la
mente enferma se siente. Cuando está cuerda, en silencio, no se
siente. Cuando el cuerpo y la mente están ambos en quietud,
puedes sentir más fácilmente una experiencia de tu alma, con la
risa. No hay necesidad de estar serio en absoluto.
Hymie Golberg fue al médico, se sentía desolado a causa de
problemas económicos. “Relájate –le ordenó el doctor- tan sólo
hace dos semanas tuve a otro individuo que estaba preocupado
porque no podía pagar la cuenta de su sastre. Le aconsejé que las
olvidara y ahora se siente de maravilla”.
“Lo sé –respondió Goldberg- yo soy su sastre”.
Ya sé que hay casos en que… pero si estás un poco alerta,
incluso en la situación de Hymie Goldberg, te hubieras reído. Por
todas partes se encuentran situaciones ridículas. La vida está llena
de situaciones semejantes.
Un hombre sube al autobús acompañado de al menos una
docena de niños. Una anciana diminuta le pregunta si todos son
suyos.
“Desde luego que no –responde el hombre- soy vendedor de
anticonceptivos y todos éstos son devoluciones”.
Mira a tu alrededor, te encontrarás con todo tipo de
situaciones curiosas. Aprende el arte de divertirte con ellas.
A Joe lo había mordido un perro. La herida tardaba en curar,
así que fue a ver a su médico, quien le pidió que trajera al perro.
Tal como sospechaba el médico, el perro tenía rabia. “Me temo que
es demasiado tarde para darle suero”, le dijo el doctor a Joe.
Joe se sentó en el despacho del doctor y comenzó a escribir
frenéticamente. “Quizá no sea para tanto –lo consoló el doctor- no
hace falta que se ponga a hacer su testamento”.
“No estoy haciendo mi testamento –respondió Joe- sólo estoy
escribiendo una lista de la gente a la que voy a morder”.
Si nada puede hacerse y me voy a volver loco, ¿por qué no
aprovechar entonces la ocasión? Una ocasión tan buena…
Disfruta de la vida, ríe de la ridiculez de las cosas que te
rodean. Ríe todo el camino hasta el templo de Dios. Aquéllos que
han reído lo suficiente han llegado; mientras que la gente seria
todavía está esperando con la cara larga.