Page 288 - La introduccion de la Segunda Venida de Cristo a Su Iglesia.indb
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282 La introducción de La Segunda Venida de criSto a Su igLeSia
91 Miré hacia abajo, y ya no podía ver el fondo; las nubes se arremolinaban y retorcían, y el
aguanieve soplaba. Y ahí estaba, ¡la tormenta de nieve! Pronosticada desde hace varios días:
“¡Viene una gran tormenta de nieve!”.
92 El hermano Tom está aquí. El hermano Tom Simpson, viniendo de Canadá, oyó el
pronóstico, y se le aconsejó no ir a través de esa parte del país, porque este pronóstico decía:
“Habrá tormenta de nieve”. ¿Dónde estás, hermano Tom? Creo que, sí, aquí mismo. Y él… ¡La
tormenta de nieve estaba llegando! Todo el mundo se había preparado para ello.
93 Bueno, volví a poner mi arma debajo de mi camisa, así, mi camisa roja, y comencé a
bajar la montaña. Y cuando empecé, llegué como a media milla de “the saddle”; y, oh, Dios, las
grandes gotas de nieve, así, y el viento retorciéndose, en esa montaña, y soplando. Ya no podía
ver el fondo. Podía ver unos veinte pies delante de mí, o treinta. Y sabía que tenía que bajar por
esta pequeña, lo que llamábamos “un pequeño lomo de cerdo”, pequeña cresta, y luego salir al
arroyo, y entonces sabía que tenía que seguir el arroyo, y dónde ir, si se ponía muy malo.
94 Y entonces empecé a bajar, y llegué más o menos a la mitad del camino; y algo me dijo,
tan claro como me oyen: “¡Detente, y regresa!”.
95 Bueno, pensé: “¿En qué estaba pensando? Tal vez es sólo mi mente”. Y simplemente no
pude dar otro paso adelante.
96 David me había preparado un sándwich esa mañana, y creo que trató de vengarse de mí
por haberle preparado a su papá uno, una vez, de cebolla y miel, que era lo único que teníamos.
Así que me preparó uno de mortadela y, ¡no sé qué era todo lo que había envuelto allí! Y lo
tenía en mi camisa, y se mojó a través de mi camisa. Pensé: “Me detendré y comeré esto, y tal
vez… Estará bien entonces”. Así que saqué el sándwich, cerca de las diez, y comencé a comer
el sándwich. Y mientras comía el sándwich, pensé: “Ahora estaré bien”. Y empecé a seguir
adelante, pero algo dijo: “¡Vuelve por donde has venido!”.
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97 “¿Volver a través de esa tormenta, media milla o más de vuelta a la montaña, en esa
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arboleda oscura?”. ¡Donde, entonces, apenas se podía ver hasta este órgano ! Pero estoy
llegando a ser un hombre viejo, y he sido un cristiano ahora por treinta y tres años; y yo sé —
no importa qué o cuán ridículo parezca— hacer caso al Señor, hacer lo que el Señor dice.
98 Y me di la vuelta y volví a “the saddle”, tanteando el camino de vuelta. Oh, el aguanieve
se hacía cada vez más fuerte; cada vez más oscuro. Y me senté allí, y me puse el abrigo así (o
la camisa) sobre el visor de nuevo; me senté. Pensé: “¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Por qué iba
a volver a subir aquí?”.
99 Y sólo esperé unos minutos. Y empecé a levantarme de nuevo. Y tan claramente como
jamás hubiera querido escuchar, una Voz dijo: “¡Yo soy el Creador de los cielos y de la tierra!
Yo hago los vientos y la lluvia”. Me quité el sombrero.
100 Dije: “Gran Jehová, ¿eres Tú?”.
101 Él dijo: “Yo fui quien hizo cesar los vientos sobre el mar. Yo fui quien hizo descender las
olas. Yo creé los cielos y la tierra. ¿No fui yo quien te dijo que hablaras a esas - por las ardillas,
y que llegaran a existir? Yo soy Dios”.
102 Ahora, cuando una voz te habla, mira la Escritura. Si no es bíblica, déjala en paz; no me
importa lo clara que sea, aléjate de ella.
103 Dije: “Sí, Señor”.
6 0,5 millas = casi 805 metros (casi 1 km)
7 Se refiere a la distancia que hay entre él y el órgano de la iglesia –Editor.