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Biología 3° Secundaria
Para un buen funcionamiento del receptor, se requiere de
una adecuada humidificación de la mucosa. Una nariz
completamente seca no es capaz de oler nada.
Los receptores olfatorios reaccionan ante los estímulos
odorantes de la misma forma que lo hacen la mayoría de los
receptores sensitivos frente a sus respectivos estímulos:
se desarrolla un potencial generador (despolarización) que
desencadena uno o más impulsos nerviosos. En algunos
casos se sabe la forma en que se origina el potencial
generador. Algunos odorantes se unen a receptores
relacionados con proteínas "G" en la membrana celular y
activan la enzima adenilato ciclasa. El resultado es la
apertura de los canales de sodio, la entrada de sodio, el
potencial generador despolarizante y el impulso nervioso.
B) Vía aferente.- Los axones de las células olfatorias atraviesan la lámina cribosa del hueso Etmoides
(estos constituyen el primer par craneal) y hacen sinapsis con las neuronas del bulbo olfatorio cuyos
axones forman las cintillas olfatorias que terminan en la corteza cerebral sin hacer estación en el
tálamo.
Se estima que unos 26 000 receptores convergen en una sola célula mitral. En cada glomérulo
confluyen unas 26 células mitrales y unas 68 células de penacho; lo que significa una amplísima base
de captación de los estímulos odoríferos. La vía a través de la cual viajan los impulsos entra en
conexión con el sistema límbico, la parte del cerebro asociada con la memoria y las emociones, lo que
explica su alto componente emocional y su mejor agudeza en la mujer.
C) Neurona central.- Las neuronas responsables de interpretar la señal olfatoria se concentran en la
cara interna de la primera circunvolución temporal, en el Lóbulo cerebral correspondiente.
Discriminación olfativa El sentido del olfato discrimina una gran variedad de olores que dependen
tanto de su composición química como de las apreciaciones subjetivas. Aún se clasifican los olores
conforme a siete olores primarios: alcanfor, almizcle, floral, menta, éter, acre y pútrido. Estudios
recientes sugieren que existen otros muchos olores primarios (quizá cientos). Además, nuestra
capacidad para reconocer literalmente miles de olores distintos podría depender de los patrones de
actividad del encéfalo derivados de la actividad de distintas combinaciones de receptores olfatorios.
El olfato está intimamente relacionado con el gusto (ambos tienen quimiorreceptores). Se requiere
de un buen olfato para saborear bien los alimentos. Aunque la mayor parte de los sabores de las
comidas son olidos, no gustados. Tanto es así que cuando una persona tiene un fuerte resfrío, pierde
temporalmente la sensibilidad al sabor. Como ocurre con otros sentidos especiales, el umbral
olfatorio es bajo. Para despertar el olfato solo es necesario que en el aire existan unas pocas
moléculas de determinadas sustancias. Un buen ejemplo es la sustancia química metil mercaptano,
que puede detectarse en concentraciones de tan solo 1/25 000 000 000 mg por mililitro de aire.
Como el gas natural que se utiliza para la cocina, calefacción y en motores de autos es inodoro, pero
mortal y potencialmente explosivo si se acumula, se añade metil mercaptano en pequeñas cantidades
para proporcionar una alarma olfatoria que ponga en alerta acerca de posibles fugas de gas. La
exposición continua a un olor agota la percepción odorífera, por un fenómeno de adaptación
relativamente rápido, propio del olfato, sin que el umbral para otros olores cambie.
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