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Entonces,  de golpe,  pasé de  las ilusiones  quinceañeras  y juventud   de toque mágico.
 primaveral, colores del arcoíris, y aroma a eucalipto que perfuma el am-  Una de esas noches, en la misma clínica, debía subir las escaleras
 biente, al descomunal inicio de clases en la casona universitaria. Llegó el   que estaban cerca al área de las ambulancias. Tocaba encender un inte-
 momento de enfrentarme a los cadáveres en la práctica de disección, co-  rruptor para continuar el ascenso, pero tuve frente a mí una colección de
 rrespondiente a la cátedra de anatomía, evento que vino acompañado de   ellos, sin saber a qué correspondía cada uno y sin señalización. Escogí
 leyendas y comentarios que habría que comprobar o desmentir: “Debes   uno, clic, y empezó a sonar la alarma en todos los rincones del lugar,
 comer junto al cadáver”, “Vas a soñar por las noches”, “Tiene un olor   con el consecuente pánico en toda la gente: gritos ensordecedores del
 desagradable”,  etc.  Enfrenté  la  situación  con  la  emoción  de  vestir  el   personal pidiendo auxilio, otros corriendo a socorrer a los ancianos, y
 mandil blanco por primera vez; y la verdad, la práctica fue fenomenal,   así multiplicidad de escenarios con protocolos activados, ¡que graciosa y
 dentro de lo chocante que podía ser. Es cierto, el cadáver merece respeto,   preocupante escena! Posterior verificación del lugar, se resolvió que fue
 pero es fantástico aprender tanta ciencia junta de un cuerpo inerte. ¡Me   una falsa alarma; obviamente.  ¿Quién lo hizo? Se preguntaba la gente
 sentí médico por un momento! Y fue maravilloso.
               sin encontrar la respuesta.
 Luego, los esqueletos con todas las historias, cuentos, fábulas y creen-  La experiencia médica como interna rotativa o “practicante”, como
 cias. Pensé que era el momento de tener uno; sin embargo, una amiga   dice la gente, fue en un prestigioso hospital de especialidades, donde ad-
 me prestó su colección de huesos, con la condición de que los cuide al   quirí experiencias de vida, personales y profesionales, derivadas de la
 máximo y que no me preocupe por situaciones que podrían suceder. No   cantidad de casos al día, con el extraordinario esfuerzo físico y mental
 entendí  su mensaje y acepté  con gusto su préstamo  dado que necesi-  al traer, llevar y sellar recetas, verificar las citas de la especialidad, ca-
 taba practicar; no sabía cuál era el obstáculo con aquella colección de   minar de prisa por los pasillos confundiéndome con la multitud, todo
 huesecillos.
               respaldado en la lista de médicos tratantes de gran trayectoria que tenía el
 Como pasa en medicina, larga noche de estudio sin fin, aprovechando   hospital.  Estos detalles van marcando espacios en la medida del tiempo,
 cada minuto. El reloj marcó las 03h00 de la mañana y elegí descansar   el mismo que va complementando el sueño, hecho ya realidad.
 porque estaba fundida. Apagué la luz y sucedió lo increíble: Una orquesta   Quién pensaría que, en aquella casona, aprendería el sentido de la pro-
 empezó a sonar, y empezó con sonido de tambores en el pasillo; luego,   fesión, no solo por el amor a los pacientes, sino por todo lo que conlleva;
 golpes a la puerta de mi habitación acompañados de una voz delicada.   aún recuerdo cuando tuve de compañera de guardia, a mi mejor amiga,
 ¿Cómo era posible si yo era la única habitante de la casa?. Temblaba   ¡Qué suerte! pensé, éramos el equipo perfecto. En el piso de la rotación,
 de miedo bajo las cobijas y el terror se apoderaba de mí. ¿Quién iba a   las dos nos encariñamos con una abuelita que estaba de paciente, y era
 socorrerme?, pensé. Todo era muy confuso, recordando la advertencia   la más delicada; en uno de esos días de turnos se nos hizo tarde para
 de mi amiga en horas previas. ¿Quién quería asustarme? Me pregunté.   comer, entonces antes de ello pasamos dándole un abrazo, indicándole
 Finalmente, el cansancio pudo más, me dormí un momento, amaneció y   que volvíamos luego. Terminando de bajar las gradas, llamada telefónica:
 nunca supe que pasó en aquella madrugada.  ¡Suban de inmediato!. Llegamos al cuarto y nuestra paciente preferida se
 Pasa el tiempo y con él, se depuran los caminos con sabor a triunfo,   despedía de este mundo. Fue la primera vez que presenciamos aquello,
 cuya base es la soledad nocturna, llena de insomnio, estudio y tareas,   todo fue tan rápido, en un auténtico parpadeo. ¡Qué dolor sentimos! Esas
 matizadas con la paz que da la aurora, rayando el día, luego del ruido   son situaciones que también toca vivir en esta profesión.
 cotidiano de la jornada. Dentro de todo conseguí trabajo en una clínica   Y es que, en el aula universitaria, en la carrera, en la rotación, jamás
 de prestigio, en la que también sucedían cosas inexplicables, como la   se enseña cómo enfrentar una situación así, partiendo del hecho de que el
 que me ocurrió aquella madrugada. Resulta que en uno de los cuartos el   objetivo es evitar que suceda, en la medida de las posibilidades. Por eso
 televisor se prendía y apagaba solo, así como cambiaba de canales sin   a los médicos nos ven como héroes de capa blanca, fuertes e invencibles,
 explicación ni mando alguno. Con el foco sucedía lo mismo. ¡Difícil de   con un corazón de acero dispuestos a darle guerra diaria a la muerte;
 creer!; sin embargo, el personal de la clínica ya estaba acostumbrado y   sin embargo, somos tan humanos como todos, con las mismas angustias,
 jamás se supo si eran daños en la instalación, dada la cantidad de años   preocupaciones y sentimientos y más cuando uno de los pacientes muere.
 que tenía la edificación, o si efectivamente era algo paranormal. De todas   Por eso es que solo el diario actuar de la profesión enseña cómo enfrentar
 maneras, fue traumático y en especial cuando hacía sola los turnos noc-  estos cuadros, propios del ejercicio. Es decir, la universidad de la vida es
 turnos; peor, cuando el único lugar para descansar era aquella habitación
               la que complementa todo el conocimiento adquirido y respalda todas las
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