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“¡Por favor, señora Monja, deje de molestar al neonato y hágalo con-   MI INCREIBLE AVENTURA PARA
 migo!”. Así es, no fui la excepción que pensé. Decía un comercial de   LLEGAR A SER MÉDICO
 un canal de televisión pagada: “Pasa en las películas, pasa en la vida
 real…” y sucedió. Al terminar la exclamación, golpes a la puerta de mi
 habitación. “¿Quién es?” pregunté; por respuesta recibí: “Doctora, dice   Mi historia comienza en julio del año 2007, al graduarme de bachiller
 la Doctora Mónica que por favor le ayude valorando a un paciente de tres   en ciencias en mi ciudad natal Maracaibo, en Venezuela. Toda la niñez
 años en clínica respiratoria”. “Bueno”, respondí y salí de la habitación.   quise ser ingeniero, por lo que apliqué a la mejor universidad privada

 En el trayecto me di cuenta de que el bebé ya no lloraba. Bajé las   de mi ciudad, carrera de ingeniería en electrónica, mención en teleco-
 gradas, ingresé al sitio, y preferí no encender las luces con el fin de no   municaciones, e inicié los estudios en dicho año, extendiéndose hasta
 incomodar al resto de pacientes. Nunca apareció Mónica, lo que me hizo   mediados del 2010.
 tragar saliva más fuerte de lo normal. Como que nada, me acerqué al   Un día, al salir de clases, ocurrió una tragedia ante mis ojos. En plena
 paciente en cuestión, el de tres años, y realicé la auscultación correspon-  avenida principal acababa de chocar una camioneta con una moto, cau-
 diente. Él, al terminar el proceso me dijo “Gracias Doctora, pero no mire   sando varios heridos; horrible impacto visual. Casi de inmediato llegaron
 atrás”;  “¿Por qué?”, le  pregunté  con naturalidad. Replicó:  “Porque   los paramédicos  del  cuerpo  de bomberos  a dominar  la  situación  y a
 atrás suyo está una señora, vestida de negro, y me estaba molestando.   atender a los heridos en el lugar del siniestro, con posterior traslado a un
 Vaya rápido a la luz, sin regresar a ver”. Sin decir palabra, frente en alto,   hospital cercano. Fue como ser parte de una película que sucedió a toda
 caminé a paso firme hacia las escaleras; una vez allí, subí corriendo a la   velocidad, estaba paralizado viendo todo lo que sucedía; entonces, desde
 residencia y regresé a ver: Una sombra se desvaneció a mi espalda.  ese instante, sentí que ese era mi camino, ayudar a los demás el resto de

 Taquicardia, susto bárbaro, inexplicable. Entré a la residencia y Mó-  mi vida.
 nica dormía tal como la vi media hora antes. Era todo vívidamente ex-  Llegué a casa e inicié la investigación, en la web, sobre los pasos a
 traño. Otra vez el llanto de un bebé, un suspiro…y desperté exaltada   seguir para estudiar y ser como ellos:
 con el crucifijo en la mano. El reloj decía 03h40, me había dormido diez   Descubrí que había  una universidad
 minutos, los cuales fueron de sueño profundo, pero tan real que puedo   en la que los bomberos se formaban
 escribir lo que viví en el trance.   profesionalmente  para hacer su tra-

 No volví a dormir, fue imposible. Oré sin parar hasta que amaneció y   bajo  con  el  mayor  nivel  de  exce-
 siendo las 06h00 de la mañana, como si nada hubiera sucedido, regresé   lencia;  así mismo, los paramédicos
 a Neonatología; Jane, mi amiga, tranquila y risueña me recibió pregun-  podían entrenarse y especializarse en
 tándome: “¿Descansó Doctora Alexita?”; contesté que no, dado que el   el mismo lugar, como en otras insti-
 neonato lloró toda la madrugada. La cara de Jane mostró sorpresa y con-  tuciones superiores de índole privada.
 fusión. Luego de una breve pausa me dijo: “No doctora Alexita, que raro,   Al día siguiente acudí a la estación
 porque después de que Usted se fue a la residencia, el pequeño durmió   de bomberos más cercana a mi domi-
 tranquilo toda la noche, no se despertó ni lloró”.  cilio y pedí toda la información nece-
 Hasta el momento no encuentro explicación a lo sucedido, y no sé si   saria para matricularme y convertirme
 haya. Después me contaron que hay un bebé que llora en las noches, bus-  en bombero; lamentablemente en ese
 cando consuelo, y que no me atreva a buscarlo para no recibir tremenda   momento  no receptaban  aspirantes.
 sorpresa. No lo he buscado; en caso de hacerlo, contaré en otra publica-  Sin rendirme, seguí la búsqueda hasta
 ción si las circunstancias lo permiten. En todo caso, esas son las historias   que logré inscribirme en un Instituto
 y vivencias diarias dentro de mi pequeño y espectral hospital pediátrico.   Tecnológico  de Educación  Superior,
               en el año 2011, para convertirme en
               paramédico.
 Autora: Md. Alexandra Pérez León  En esos primeros semestres, entre

               clase y clase, descubrí que mi voca-
               ción era servir, salvaguardar la salud
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