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del prójimo y ayudar en los momentos de crisis. Tuve excelentes pro-  nos vamos? porque el futuro no espera a nadie”. Sonrió conmigo, co-
 fesores de los cuales guardo muy buenos recuerdos, así como también   menzamos la búsqueda de boletos de avión, y preparamos las maletas
 compañeros formidables. Al mismo tiempo apliqué a la carrera de medi-  para nuestro próximo destino dentro de esta aventura, el país de la mitad
 cina, pues como todo joven entusiasta, quería ser el mejor y tener el más   del mundo.
 alto nivel de conocimiento.
                  Tuve muchas vivencias y anécdotas durante mi carrera como bombero
 Sin embargo, ese sueño se vio frustrado por varios años, pues intenté   y como paramédico, pero nunca voy a olvidar aquel lunes 27 de octubre
 en tres ocasiones consecutivas ingresar en la Facultad de Medicina de   del 2014, cuándo desayunando con mis compañeros en la estación, entró
 mi ciudad, y uno más en la capital, pero no sucedió. Pasaron los años y,   la llamada por radio que cambiaría mi vida, dejándome el recuerdo más
 sin desistir del sueño, me titulé como paramédico a inicios del año 2013,   memorable de mis años en ambulancia. Reportaban que a pocos minutos
 graduándome con los más altos honores, por el mejor trabajo de grado de   de donde nos encontrábamos, ocurría una emergencia qué implicaba a
 mi promoción.  un recién nacido que, aparentemente, había sido abandonado en la calle
               entre plantas y árboles; con la comida en la boca, abordamos el vehículo
 Luego me convertí en bombero, ya que en el año 2012 abrieron la
 convocatoria, y apenas me enteré de la noticia, corrí a la estación de la   prioritario, volamos como nunca para llegar al lugar del hecho.
 que hablé líneas atrás. Volví a preguntar sobre los requisitos, estaba todo   Me bajé y hablé con el oficial de policía que había reportado la no-
 claro, y junto a cuarenta compañeros, inicié el camino. Igual que en el   vedad, e inmediatamente tomé al paciente entre mis brazos para exami-
 tecnológico, tuve grandes profesores a los que recuerdo todo el tiempo. A   narlo y determinar su condición de salud, con el manejo correspondiente
 mitad de la carrera, se abrió una plaza en la Unidad de Medicina de Emer-  para evitar hipotermia, entre otras cosas. Para este tipo de situaciones, el
 gencias, y por mi récord académico además de la recomendación de los   protocolo indicaba que, luego de que el paciente se encontrará fuera de
 maestros, a pesar de no haber culminado mi formación como bombero,   peligro, debía ser trasladado a un centro de salud con servicios de pedia-
 me contrataron como paramédico de dicho cuerpo.  tría para ser valorado por un especialista y también contactar a servicios
               sociales.
 A inicios del año 2014 nos graduamos los veintiocho mejores estu-
 diantes, y fui el único de mi promoción que no solo salió del auditorio   Fuimos al primer hospital pediátrico cercano a nuestra zona, donde
 con el título en mano, sino que afuera me esperaba una ambulancia, pues   no pudo ser recibido, pues no había cupo. Al siguiente, que, si bien no
 ese día me encontraba de turno, con permiso especial para asistir a la   estaba cerca, se especializaba en cuidados pediátricos; desde el momento
 graduación y volver a mis labores luego de finalizada.  en que llegué, al verme pasear por el hospital con el niño en brazos, que
               inevitablemente cautivaba las miradas de más de una mamá, me pregun-
 Con sed de conocimiento, empecé a trabajar con pasión y dedicación,
 y pese a la juventud y poca experiencia, me destacaba entre los paramé-  taban: “¿Es tu hijo?” y al mismo tiempo podía escuchar, cómo de forma
 dicos, llegando a ser conocido por los altos mandos de la institución,   imparable, se corría el rumor de que era un niño que había sido rescatado
 como un joven con perfil prometedor. Jamás dejé la capacitación con-  de la calle al haber sido abandonado.
 tinua a través de cursos y certificaciones, tanto así que meses después,   Pasamos todo el día juntos, pues el niño solo podía ser entregado
 volví a la primera universidad, en la cual obtuve un diplomado en Ge-  en custodia al responsable de servicios sociales, que demoró en llegar.
 rencia en Servicios de Salud, en mayo de 2014.  Transcurría el tiempo y me iba encariñando con ese pequeño angelito

 En octubre del mismo año, un día de ellos, postguardia al llegar a   que apareció de forma brusca a revolucionar el día. Durante la estadía
 casa, recibí una llamada de mi mamá, en la que me contó que ya regre-  del niño en el hospital, con identidad desconocida, fue “bautizado” para
 saba de su viaje por Ecuador muy entusiasmada, pues a pesar de haber   no tratarlo como “el abandonado”. A petición de todos los presentes, que
               querían que llevara mi nombre, fue nombrado Isaías Andrés.
 ido por asuntos de trabajo, les pareció un bonito destino para que po-
 damos establecernos, migrando de Venezuela debido a la crisis social y   Durante la siguiente semana, lo visité todos los días, pendiente de su
 política que es de conocimiento mundial; además, me dijo que había ave-  bienestar, tanto que varios, en son de broma, me decían: “¿Por qué no
 riguado en las universidades ecuatorianas si yo podría estudiar medicina,   lo adoptas?”. Tenía la cabeza revolucionada, con el alma llena de emo-
 siendo afirmativa la respuesta, así que se me presentaba la posibilidad de   ciones mezcladas, entre su situación y la mía con más de un pie fuera del
 cumplir mi sueño.   país. Partiría el 27 de noviembre de 2014, trabajando hasta el 24. Volé.

 Días después, con una sonrisa en la cara, le dije: “Bueno, ¿cuándo   Como anécdota, lo primero que hice al llegar a Ecuador, aparte de
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