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aprender el acento y los modismos, fue averiguar cuándo podría matri-                                     LA PEOR ESPALDA
            cularme para empezar a estudiar. Para el efecto, me preparé durante di-
            ciembre y enero, rendí el examen de ingreso en febrero e inicié clases
            en marzo, en una prestigiosa Universidad privada en Guayaquil, donde                        “El interno rotativo médico es un robot, no tiene hambre, no tiene
            estuve un año. Por razones económicas y de movilidad, pedí cambio a la                    sueño, no tiene frío y si le gritan, el interno no llora”. Fueron las palabras
            universidad del Estado, donde continué los estudios.                                      de bienvenida al llegar mi primer día como IRM, ni siquiera un “Buenos
               Ya en tercer año, mi carrera sufrió un traspié, pues a mitad de se-                    días”, sin embargo, la historia no empieza aquí.
            mestre fui hospitalizado con una patología cardíaca conocida como sín-                      El recuerdo de mi primer día de internado médico me trae una mezcla
            drome de Wolf-Parkinson-White  , la cual me tuvo hospitalizado por casi                   de emociones, una tragicomedia realmente. Todo inició con mi cambio
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            un mes y requirió procedimientos de intervencionismo cardiovascular;                      de domicilio, pues me vi en la necesidad de arrendar un departamento
            por lo tanto, de ser estudiante del hospital, me convertí en el paciente                  cerca de mi nuevo hospital, ya que la anterior ubicación quedaba a 2
            más popular del piso de Cardiología, dado que los profesores ahora daban                  horas de distancia. Me mudé dos días antes de mi primera jornada y por
            clase a mis compañeros, siendo yo el paciente de ejemplo. Fue una expe-                   lo tanto desconocía el barrio y la ruta de los buses del nuevo sector; y
            riencia que pocos pueden decir que han vivido.                                            ese, fue el comienzo de lo que sería uno de mis peores días. Tras tomar el
               El año pasado, agosto de 2019, llegó a mi vida otro bebé, para darle                   bus equivocado y haber llegado a un barrio que desconocía totalmente, el
            empuje a mi destino; en esta ocasión, es mi hija quien hoy tiene nueve                    miedo por llegar tarde a mi primer día hacía latir rápido mi corazón, pues
            meses de edad, y que padece una condición genética rara dentro de los                     no quería resultar regañado en el debut como interno.
            errores innatos del metabolismo, llamada Fenilcetonuria   o más cono-                       Mi primer día, fue un día de coincidencias, ya que empecé en el ser-
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            cida como PKU. Lo irónico pareciera ser, que desde que entré a medicina                   vicio de emergencias; y también fue mi primera guardia de 24 horas.
            la pediatría llamó mi atención, pues los niños son el futuro y transmiten                 Como cereza en el pastel, fue un festivo, motivo por el cual no conté con
            una alegría que ningún otro tipo de paciente puede brindar. El tener a mi                 compañeros de pre turno que me colaboren durante la mañana y la tarde;
            hija con esta condición, que requiere cuidados especiales, es el motor                    en fin, recibí el turno a las 7:00 de la mañana, sin conocer a alguien, ni la
            más grande que tengo, no solamente para cumplir mi sueño de ser mé-                       distribución del hospital y sin siquiera dominar el sistema digital con el
            dico, sino también para ser el mejor pediatra.                                            que funcionaba todo. Siendo las 7:03 llegó mi primer paciente: un mas-

               A la presente fecha, mayo de 2020, curso el noveno semestre de la                      culino de 45 años con infarto agudo de miocardio quien no sobrevivió
            carrera de Medicina, ya a punto de lograr el objetivo. Como dicen aquí                    mucho tiempo. Sí, igualmente fue la primera vez que presencié la muerte
            en Ecuador, ya estoy de la ceja al ojo.                                                   de un ser humano frente a mis ojos, algo que no es tan raro en el servicio
                                                                                                      de emergencias; sin embargo, una hora después, sucedió lo mismo con
                                                                                                      una mujer de 60 años y más tarde esa noche con un hombre de unos
                                                      Autor: Andrés Huerta                            40 años. Supongo que esta experiencia intentaba fortalecer mi carácter
                                                     Estudiante de Medicina                           rápidamente.

                                                                                                        Una jornada memorable, nunca me había sentido tan perdido y ago-
                                                                                                      biado. La primera oportunidad que tuve para sentarme por dos minutos
                                                                                                      fue a las 3:00 de la madrugada, exhausto y bañado en mi sudor. Decidí
                                                                                                      ir por una botella de agua, pensando que solamente tenía un billete de 20
                                                                                                      dólares, pero encontré una moneda de 1 dólar en mi bolsillo y sonreí al
                                                                                                      pensar que la suerte estaba de mi lado. Corrí tan rápido como pude a la
                                                                                                      máquina expendedora, desesperado y muy sediento, compré la botella,
                                                                                                      pero la máquina se tragó mi única moneda. Mantuve el coraje, no había
                                                                                                      tiempo  para  berrinche,  regresé  de  manera  inmediata  a  la  emergencia,
                                                                                                      justo a tiempo para ver un nuevo paciente de unos 50 años, en estado de
            1 Condición que muestra una ruta eléctrica adicional del corazón y genera taquicardia.    inconsciencia, al cual se había dejado indicando por orden del médico
             2 Afección poco común en bebés que nacen sin la capacidad de descomponer de manera correcta la fenilala-  tratante, la colocación de sonda vesical. Una vez dada la adecuada priva-
            nina, que es un aminoácido.
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