Page 296 - Libro Medicina 24/7
P. 296

LA VIDA DEBE SER CONJUGADA, NO POS-
                                                                                                                    TERGUES TUS SUEÑOS



                                                                                                        La vida es muy diferente a cómo te la imaginas cuando te gradúas del
                                                                                                      colegio y se te planta en la cabeza y el corazón el objetivo de estudiar
                                                                                                      una carrera tan larga y de tanta fortaleza mental, como es la medicina;
                                                                                                      y digo fortaleza mental, ¡si!, no porque sea necesario ser un genio para
                                                                                                      completarla, sino, un verdadero porfiado, ya que está llena de obstáculos
                                                                                                      a superar de forma valiente y decidida.
                                                                                                        En fin, difiere mucho la ilusión de la realidad, y finalmente soñar no
                                                                                                      cuesta nada, así que con ese ánimo y ese ímpetu es que, tiernamente,
                                                                                                      empecé los estudios con el deseo de ser médico.
                                                                                                        Pasan los años, paso a paso, entre multiplicidad de libros y diversas
                                                                                                      temáticas conforme a cada cátedra recibida; luego, de la teoría a la prác-
                                                                                                      tica. Con los años de preparación, y el coraje en la sangre por servir y
                                                                                                      ayudar a la gente, justamente en los momentos más difíciles, cuando se
                                                                                                      quebranta la salud, es que aprendí a ser médica.
                                                                                                        Entendí que no todo tiene solución, y eso no significa no buscarla
                                                                                                      hasta el último;  comprendí que, como médico, tengo límites,  ya que
                                                                                                      soy tan ser humano como el paciente al que estoy atendiendo, y que no
                                                                                                      siempre podré sacarlo adelante pese a todo el esfuerzo realizado, porque
                                                                                                      en definitiva la vida está regida por Dios. Y es en esos momentos es en
                                                                                                      dónde adquirí madurez tanto emocional como profesional, y con ello hu-
                                                                                                      mildad, que es lo que en realidad engrandece a una persona.

                                                                                                        Puesta en escena pasé por la rural; año de trabajo duro y con los re-
                                                                                                      cursos que había, y luego a la residencia asistencial, con jornadas de sol
                                                                                                      a sol, de absoluta responsabilidad por la simple razón de estar dedicada
                                                                                                      a cuidar y a salvar vidas de la gente, para llegar por fin, a cristalizar el
                                                                                                      sueño de practicar la medicina. En este punto es donde conocí y escuché
                                                                                                      un sin número de anécdotas de la vida médica y cotidiana; y, en memoria
                                                                                                      de eso, me permito contar que, en mi cotidianidad, dedicada a la salud
                                                                                                      del adulto mayor, he escuchado muchas historias, e incluso he sido par-
                                                                                                      tícipe de unos pocos chascos por estar al cuidado de este grupo etario,
                                                                                                      tan particular en su forma de ser; ya sea por las patologías propias de la
                                                                                                      edad, como la demencia, o a consecuencia de las enfermedades crónicas
                                                                                                      o degenerativas.
                                                                                                        Este es el caso de una adulta mayor que en su juventud no pudo ca-
                                                                                                      sarse, ante la decisión de adoptar al hijo de su hermana, quien quedó
                                                                                                      huérfano, Entonces, como en aquella época ser soltera con descendencia
                                                                                                      era mal visto, no pudo experimentar esta otra etapa de la vida durante los
                                                                                                      años mozos. Como consecuencia, desarrolló una conducta particular, de

                                                                                                      Regreso al Indice                                      297
   291   292   293   294   295   296   297   298   299   300   301