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CAMINO DE SERVIDUMBRE
que sólo ve en el nacionalsocialismo una reacción fomentada por todos
aquellos que sentían sus privilegios o intereses amenazados por el avance
del socialismo, era naturalmente sostenida por quienes, aunque participa-
ron activamente algún tiempo en el movimiento de ideas que ha conducido
al nacionalsocialismo, se detuvieron en algún punto de esta evolución y, al
enfrentarse así con los nazis, se vieron forzados a abandonar su país. Pero
el hecho de haber sido numéricamente la única oposición importante a los
nazis no significa sino que, en el sentido más amplio, todos los alemanes se
habían hecho socialistas,y el liberalismo,en el viejo sentido,había sido expul-
sado por el socialismo. Como esperamos demostrar, el conflicto existente en
Alemania entre la «derecha» nacionalsocialista y las «izquierdas» es el tipo
de conflicto que surge siempre entre facciones socialistas rivales. Si esta in-
terpretación es correcta, significa, pues, que muchos de estos refugiados so-
cialistas, al aferrarse a sus ideas, ayudan ahora, aunque con la mejor volun-
tad del mundo, a llevar a su país de adopción por el camino que ha seguido
Alemania.
Sé que muchos de mis amigos ingleses se han estremecido a veces ante
las opiniones semifascistas que ocasionalmente oyen expresar a refugiados
alemanes cuyas auténticas convicciones socialistas no podrían ponerse en
duda. Pero, mientras estos observadores ingleses lo achacaban al hecho de
ser alemanes, la verdadera explicación está en que eran socialistas con una
experiencia que les había situado varias etapas por delante de la alcanzada
por los socialistas británicos. Por descontado que los socialistas alemanes
hallaron mucho apoyo en su país en ciertas características de la tradición
prusiana; y este parentesco entre prusianismo y socialismo, del que se vana-
gloriaban en Alemania ambas partes, da una confirmación adicional a nues-
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tra principal argumentación. Pero sería un error creer que fue lo alemán
6. Que existió un cierto parentesco entre el socialismo y la estructura del Estado prusiano, cons-
cientemente ayudado desde arriba como en ningún otro país, es innegable, y ya lo reconocieron libre-
mente los primeros socialistas franceses. Mucho antes de inspirarse el socialismo del siglo XIX en el
ideal de dirigir el Estado entero conforme a los mismos principios que una fábrica cualquiera, el poeta
prusiano Novalis había ya deplorado que «ningún Estado ha sido administrado jamás de manera tan
semejante a una fábrica como Prusia desde la muerte de Federico Guillermo», en Novalis, Glauben
und Liebe, oder der König und die Königin [1798] [El pasaje citado puede encontrarse en Novalis,
Schriften, vol. 2 (Stuttgart: Verlag W. Kohlhammer, 1981, p. 494), y dice «Kein Staat ist mehr als
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