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C. Antes de ir a la siguiente sección, observe dos cosas en el contexto de la buena tierra del que oye el
evangelio y se convierte al Señor.
i. En primer lugar, la evidencia convincente de una verdadera conversión a Cristo (de
que alguien recibió la salvación—el perdón de pecados y la vida eterna) es el fruto.
Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con
perseverancia. [Luc 8.15]
ii. En segundo lugar, otra indicación de que alguien realmente tiene la salvación es que
“retiene” la Palabra y da su fruto “con perseverancia”. No se aparta de la fe como el falso convertido
(como nuestro ejemplo, Demas).
Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con
perseverancia. [Luc 8.15]
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
[1Cor 15.1‐2]
NOTA: Entre los cristianos hoy en día existen algunas falsas enseñanzas como:
1. El propósito de la parábola del sembrador es el de mostrarnos que sólo uno en cada cuatro
personas se convertirá cuando se predica el evangelio.
2. Todos los que creen son salvos.
De los principios bíblicos enseñados en esta lección, usted puede entender que
estas enseñanzas son erradas y el por qué.
1. La parábola del sembrador nos muestra principios claves acerca del evangelismo. Cristo no enseñó
esta parábola para animarnos debido a los resultados desalentadores del evangelismo. Lo enseñó para
mostrarnos que, primero, hay que preparar la tierra del corazón del inconverso antes de sembrarle la
semilla del evangelio. Para esto Dios nos dio la Ley.
De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. [Gal 3.24]
Además, la parábola del sembrador nos muestra que siempre habrá falsos convertidos cuando se
predica el evangelio.
2. No todos los que creen son salvos. Satanás y los demonios creen y ellos no son salvos. Cristo habló
acerca de los que le dirían “Señor, Señor” que no serán salvos. Pablo también menciona a los que creen
en vano (o sea, creen en Cristo sin lograr nada).
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan. [Stg 2.19]