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C. El dios de este siglo (el diablo) les ha cegado su entendimiento. El enemigo quiere estorbar
la obra de Dios y lo hace quitando la semilla que se siembra en los corazones.
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo
cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios. [2Cor 4.3‐4]
D. Los escribas y los fariseos son buenos ejemplos de este tipo de tierra. Cristo sembraba la
semilla de la Palabra de Dios en sus corazones, pero ellos no quisieron recibirlo y por tanto el
diablo se la arrebató.
2. La semilla “en pedregales” : El que oye y cree (por un tiempo).
Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. Pero
salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. [Mar 4.5‐6]
Estos son asimismo los que fueron sembrados en pedregales: los que cuando han oído la palabra, al momento la reciben
con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, porque cuando viene la tribulación o la
persecución por causa de la palabra, luego tropiezan. [Mar 4.16‐17]
A. Este es el “falso convertido” y es tan importante que entendamos este asunto que vamos a
analizarlo más a fondo luego.
B. Estas personas oyen la Palabra y la reciben con gozo. O sea, oyen el evangelio y creen (son
“creyentes”), pero sólo por un tiempo.
Los de sobre la piedra son los que habiendo oído, reciben la palabra con gozo; pero éstos no tienen raíces; creen por algún
tiempo, y en el tiempo de la prueba se apartan. [Luc 8.13]
C. Cuando el “sol” de las pruebas (la tribulación, la tentación y la persecución) sale, estos
“creyentes” se apartan de la fe y así su falsa conversión se manifiesta.
D. Pablo habla de estos “falsos convertidos” en su primera carta a los corintios.
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
[1Cor 15.1‐2]
i. La mera creencia no es suficiente para ser salvo. Uno tiene que arrepentirse primero
para luego creer en el Señor Jesucristo para la salvación.
ii. Si alguien sólo cree (sin arrepentirse), ha creído en vano y cuando la vida cristiana se
le pone difícil (cuando sale el “sol de las pruebas”), se aparta de la fe y vuelve al mundo y al pecado.
E. Estos falsos convertidos son los que “profesan conocer a Dios” pero con sus hechos lo
niegan. Son reprobados y el tiempo (y las pruebas) lo sacará todo a relucir.