Page 23 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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He  aquí  el  Programa  de  la  nueva  Constitución  que  preparamos:  Crearemos  la  Ley,  el
              derecho y el tribunal...

                      1.  Bajo la forma de proposiciones al Cuerpo Legislativo.

                      2.  Por medio de decretos presidenciales, por actas del Senado y por resoluciones
                         del Consejo de Estado, bajo la forma de órdenes ministeriales.

                      3.  En caso de que se juzgue oportuno, por medio del golpe de estado

              Una vez que de manera aproximada dejamos establecido este modus vivendi, tratemos
              algo más detalladamente de las medidas que nos servirán para acabar la transformación
              del Estado en el sentido de que ya hemos hablado. Pretendo hablar de la libertad de la
              prensa, del derecho de asociación, de la libertad de conciencia, del principio electivo, y de
              otras  muchas  cosas  que  deberán  desaparecer  del  repertorio  humano,  o  al  menos
              alterarse radicalmente, tan luego como la nueva Constitución se haya promulgado.

              Entonces será cuando nos sea posible promulgar todas nuestras leyes al mismo tiempo.

              Después, cualquier cambio sensible sería perjudicial por esta razón: si la modificación se
              opera en el sentido de la severidad y del rigor, puede causar la desesperación provocada
              por el temor de nuevos cambios en el mismo sentido; si, por el contrario, es en el sentido
              de  mayores  complacencias,  se  dirá  que  hemos  reconocido  nuestros  errores,  y  esto
              debilitará  el  prestigio  de  la  infalibilidad  de  nuestro  gobierno,  o  bien  se  dirá  que  hemos
              tenido temor y nos vimos obligados a hacer concesiones, que nadie nos agradecerá ni a
              nadie  obligarán  con  nosotros.  Ambas  cosas  perjudican  el  prestigio  de  la  nueva
              Constitución.

              Queremos  que  desde  el  día  de  su  promulgación,  cuando  los  pueblos  estén  aún
              estupefactos por el golpe de estado que hemos de dar, cuando estén aún invadidos por el
              terror  y  perplejos,  en  ese  preciso  momento  reconozcan  que  somos  tan  fuertes,  tan
              invulnerables, tan poderosos, que no contaremos con ellos para nada; que no solamente
              no atenderemos sus opiniones y pareceres, sino que estamos dispuestos y a punto de
              reprimir  toda  expresión,  toda  manifestación  de  estos  deseos  y  de  estas  opiniones,  con
              una autoridad indiscutible; que de un solo golpe nos hemos adueñado de todo lo que nos
              era necesario y que en ningún caso estamos dispuestos a compartir nuestro poder con
              ellos...

              Entonces cerrarán los ojos y dejarán venir los acontecimientos...

              Los  Gentiles  son un  rebaño  de  carneros  y  nosotros  somos para ellos  los  lobos.  Y  ¿ya
              sabéis lo que sucede a los corderos cuando el lobo llega a penetrar en el redil? Cerrarán
              aún  los  ojos,  sobre  todo,  por  las  promesas  que  les  haremos  de  volverles  todas  las
              libertades que les hemos arrebatado, cuando los enemigos de la paz se hayan calmado y
              los  partidos  queden  reducidos  a  la  impotencia.  ¡Por  supuesto  que  los  Gentiles  podrán
              esperar sentados la vuelta del pasado!...

              ¿Para qué habíamos de inventar e inspirar a los Gentiles toda esta política sin darles los
              medios de conocerla a fondo, sino para poder emprender en secreto lo que nuestra raza
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