Page 25 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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algunos creados por nosotros mismos; pero éstos dirigirán sus tiros exclusivamente a
aquellos puntos en los que nosotros deseamos algún cambio.
Nada se dará a conocer a las sociedades fuera de nuestro control. Ya desde ahora hemos
obtenido este resultado por el hecho de que todas las noticias se reciben por nuestras
agencias, en las que esas noticias de todo el mundo vienen a centralizarse. Estas
agencias entonces serán exclusivamente nuestras y no publicarán sino lo que nosotros
les ordenemos.
Si ya desde ahora nos hemos podido adueñar de las inteligencias en las sociedades
cristianas, a tal grado que casi todos los hombres ven los acontecimientos mundiales
solamente a través de las lentes de color que ponemos delante de los ojos; si desde
ahora no hay ya para nosotros cerradura que nos impida apoderarnos de lo que los
Gentiles torpemente llaman Secreto de estado, ¿qué será cuando seamos los dueños
reconocidos como tales del mundo, en la persona de nuestro rey universal?.
Cualquiera que desee ser editor, librero, bibliotecario, publicista o impresor, tendrá la
obligación de obtener un diploma o credencial que, en caso de que su dueño llegara a
hacerse reo de cualquier delito, será inmediatamente recogida. Con estas medidas, el
instrumento del pensamiento y de las ideas vendrá a ser un medio educativo en manos de
nuestro gobierno, que no permitirá a las masas populares fantasear acerca de los
beneficios del progreso. ¿Quién de nosotros ignora que estos beneficios ilusorios
conducen a absurdos desvaríos?.
Estos desvaríos han dado origen a las relaciones anárquicas de los hombres entre sí y
con el poder, porque el progreso ha traído las ideas de toda clase de libertades
desenfrenadas-Todos aquellos a quienes damos el nombre de libera les son anarquistas,
si no de hecho, a lo menos de pensamiento. Todos y cada uno de ellos van persiguiendo
la libertad y caen en la anarquía, protestando por el simple placer de protestar.
Volvamos a la prensa. La abrumaremos, lo mismo que a los demás impresos, con
impuestos en sellos o estampillas a tanto por hoja, y con fianzas: los libros que tengan
menos de treinta hojas, pagarán doble impuesto. A éstos, los registraremos en la
categoría de folletos; por una parte, a fin de reducir el número de revistas, que son el
veneno más peligroso, y por otra, porque esta medida obligará a los escritores a producir
obras extensas que serán poco leídas, principalmente por su alto precio. Por el contrario,
lo que nosotros editemos para el bien moral, dentro de las tendencias que
estableceremos, se venderá barato y será leído por todos.
Los impuestos acallarán el vano deseo de escribir, y el temor del castigo someterá a los
literatos bajo nuestra autoridad. Si hay personas que intenten escribir contra nosotros, no
se encontrará quien quiera imprimir sus obras. Antes de aceptar alguna para su
impresión, el editor o impresor tendrá que dirigirse a las autoridades para obtener el
permiso respectivo.
De este modo nosotros conoceremos anticipadamente los lazos que se nos tiendan y los
destruiremos con las explicaciones previas que hagan el caso. La literatura y el
periodismo son dos fuerzas educadoras de la mayor importancia; por esto nuestro
gobierno será el propietario del mayor número de periódicos. Por esta misma razón,
también, la influencia nociva de la prensa privada será neutralizada y adquiriremos una