Page 26 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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influencia moral enorme. Si autorizamos diez periódicos privados, fundaremos treinta de
              los-nuestros.

              Todos  los  periódicos  editados  por  nosotros  serán  aparentemente  de  tendencias  y
              opiniones  las  más  opuestas,  lo  que  despertará  la  confianza  en  ellos  y  les  atraerá  a
              nuestros adversarios sin recelos; caerán en el lazo y resultarán inofensivos.

              Los  órganos  de  carácter  oficial  estarán  en  primera  línea.  Vigilarán  siempre  nuestros
              intereses    y     esta    razón     hace     que     su     influencia    sea     casi    nula.
              En la segunda fila estarán los oficiosos, cuyo papel será atraer a los indiferentes y a los
              tibios.

              En tercera fila colocaremos a nuestra pretendida oposición.

              Un  órgano,  cuando  menos,  será  el  antípoda  de  nuestras  ideas.  Nuestros  contrarios
              tomarán  en  este  pseudo  opositor  por  un  aliado  suyo  y  nos  descubrirá  su  juego.
              Representarán  nuestros  periódicos  todas  las  tendencias:  las  aristocráticas  unos,  las
              republicanas  otros,  igualmente  las  revolucionarias  y  aun  las  anarquistas;  pero  esto,
              naturalmente se entiende, mientras esté en vigor la Constitución.

              Como  el  dios  Vishnu  de  cien  manos,  cada  una  de  ellas  acelerará  el  cambio  de  la
              sociedad;  esas  manos  guiarán  la  opinión  en  el  sentido  que  convenga  a  nuestros
              intereses, porque un hombre que vive en un medio demasiado agitado, pierde la facultad
              de razonar y se abandona fácilmente a la sugestión. Los imbéciles que creerán repetir la
              opinión  del  periódico  de  su  partido,  no  harán  otra  cosa  que  repetir  y  expresar  nuestra
              opinión o aquello que nos agrade. Se harán la ilusión de seguir las opiniones del periódico
              de su partido, y en realidad seguirán la bandera que nosotros enarbolaremos para que
              vayan tras ella.

              Para  dirigir  en  este  sentido  nuestro  ejército  de  periodistas  desarrollaremos  un  cuidado
              especial en la organización de esta obra. Bajo el nombre de Oficina central de la prensa
              organizaremos  reuniones  literarias  en  las  que  nuestros  agentes,  sin  dejarlo  conocer,
              darán la palabra de orden y las señales.

              Discutiendo  y  objetando  nuestras  iniciativas  de  una  manera  superficial,  y  sin  llegar  al
              fondo  de  las  cuestiones,  nuestros  órganos  entablarán  polémica  con  los  periódicos
              oficiales para proporcionarnos el medio de hacer declaraciones más francas sobre puntos
              en  los  que  no  hayamos  podido  ser  más  explícitos  en  nuestras  primeras  declaraciones
              oficiales.

              Estos  ataques  tendrán,  además,  otro  fin  muy  importante:  nuestros  súbditos  se  creerán
              con las necesarias garantías para poder hablar libremente y esto, por otra parte, dará a
              nuestros agentes ocasión para afirmar que los órganos que se declaran contra nosotros
              no hacen otra cosa que charlar, supuesto que no pueden presentar razones de peso para
              refutar seriamente nuestras medidas y disposiciones. Estos procedimientos inadvertidos
              por la opinión pública, pero seguros, nos atraerán seguramente la atención y la confianza
              del público.

              Merced a ellos encenderemos o calmaremos los ánimos en las cuestiones políticas; los
              persuadiremos o los desconcertaremos publicando unas veces la verdad, otras la mentira;
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