Page 27 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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ya  confirmando  los  hechos  o  rectificándolos,  según  la  impresión  que  sea  necesario
              provocar en el público, pero siempre tanteando el terreno antes de asentar en él el pie-
              Venceremos  a  nuestros  adversarios  infaliblemente,  porque  ellos  no  tendrán  a  su
              disposición  periódicos  en  los  que  puedan  emitir  sus  ideas  hasta  llegar  al  fin  de  una
              polémica,  en  virtud  de  las  providencias  tomadas  por  nosotros,  de  las  que  ya  antes
              tratamos.

              En  cambio,  nosotros  no  tendremos  necesidad  de  refutarlos  seriamente.  En  nuestros
              periódicos  oficiales  refutaremos  enérgicamente  los  artículos  que,  como  globos
              exploradores,  lanzaremos  en  nuestros  órganos  clasificados  en  la  tercera  categoría,
              cuando sea necesario.

              Ya desde ahora, en las filas del periodismo francés, por lo menos, existe una solidaridad
              Francmasónica.  Todos  los  órganos  de  la  prensa  están  ligados  entre  sí  por  el  secreto
              profesional:  a  semejanza  de  los  antiguos  augures,  ninguno  de  sus  miembros  dejará
              escapar el secreto de sus conocimientos, a menos que reciba la orden de quien puede
              dársela.

              Ningún periodista se resolverá a traicionar este secreto, porque nadie es admitido a este
              gremio si no tiene en su vida pasada alguna tacha vergonzosa e infamante; y estas notas
              infamantes,  al  punto  que  se  cometa  la  traición,  serían  reveladas.  Mientras  que  esas
              infamias ocultas son el secreto de algunos, la aureola del periodista atrae la opinión de la
              mayoría del pueblo, que los sigue con entusiasmo.

              Nuestros cálculos y proyectos se extienden no sólo a las grandes capitales, sino también
              a las provincias. Es necesario que también en ellas excitemos esperanzas y aspiraciones
              opuestas  a  las  que  excitemos  en  la  capital,  a  la  que  inspiraremos  las  esperanzas  y
              aspiraciones espontáneas de las provincias. Claro es que la fuente de unas y de otras
              será siempre la misma, es decir, nosotros.

              Mientras  no  tengamos  por  completo  el  poder  en  nuestras  manos,  muchas  veces
              tendremos necesidad de que las capitales sean arrolladas por la opinión de las provincias,
              esto es, de las mayorías manejadas por nuestros agentes.

              Es preciso que las capitales, en el momento psicológico, no discutan los acontecimientos
              por el solo hecho de haberlos aceptado la mayoría de las provincias. Al entrar en el nuevo
              régimen que preparará nuestro reinado, no podemos admitir que la prensa haga pública la
              criminalidad:  precisa  hacer  creer  que  el  nuevo  régimen  tiene  a  todos  de  tal  manera
              satisfechos, que aun los crímenes han desaparecido.

              Los  casos  que  puedan  poner  de  manifiesto  esa  criminalidad,  quedarán  ignorados  de
              todos, si no es de sus víctimas, de sus autores y de los testigos accidentales.




              PROTOCOLO XIII:
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