Page 28 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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La necesidad del pan de cada día (el "Yugo del Pan").- Las cuestiones políticas.-Las
cuestiones industriales.- Las casas públicas.- La verdad es una.- Los grandes problemas.-
La necesidad del pan de cada día hace a los Goim (los Gentiles) callar, y los convierte en
nuestros humildes servidores. Los agentes, sacados de entre ellos por nuestra prensa,
discutirán bajo nuestras órdenes todo aquello que nos sería molesto publicar directamente
en documentos oficiales, y nosotros, entretanto, aprovechando el ruido provocado por
estas discusiones, tomaremos las medidas que juzguemos convenientes y las
presentaremos al público como un hecho consumado.
Nadie tendrá el atrevimiento de reclamar la anulación de lo que se haya decidido, tanto
más que esto será presentado como un progreso. La prensa, por otra parte, llamará la
atención hacia otras nuevas cuestiones; ya hemos acostumbrado a los hombres a esto,
como sabéis, a buscar siempre novedades.
Algunos imbéciles, creyéndose instrumentos del DESTINO, se lanzarán sobre estas
nuevas cuestiones, en las que no entienden palabra de lo que intentan discutir.
Las cuestiones políticas no son asequibles a nadie, sino a los que han creado la misma
política y desde hace siglos la vienen dirigiendo. Por aquí veréis que sondeando la opinión
de las multitudes no hacemos más que facilitar la realización de nuestros designios y
podéis notar que simulamos buscar la aprobación no de nuestras acciones, sino de
nuestras palabras pronunciadas en tal o cual ocasión.
Continuamente estamos proclamando que en todas nuestras providencias y disposiciones
no tenemos más norte ni más guía que la esperanza unida a la certeza de ser útiles al
bien común. Para distraer a los hombres demasiado inquietos de las cuestiones políticas
les pondremos delante las pretendidas nuevas cuestiones industriales. Que desahoguen
sus furias sobre estos nuevos temas.
Las masas consentirán en permanecer inactivas y en descansar de su pretendida
actividad política (a que nosotros mismos las hemos acostumbrado para luchar por medio
de sus intermediarios con los gobiernos de los Gentiles) bajo la condición de tener nueva
ocupación; nosotros les señalaremos casi la misma dirección política. Con el objeto de
que no lleguen a nada por medio de la reflexión, les distraeremos de pensar en cosas
serias por medio de las diversiones, de los juegos, de los pasatiempos, de las
satisfacciones de las pasiones, de las casas públicas...
Muy pronto propondremos por medio de la prensa concursos de arte, de belleza, de
deportes..., de todo. Estas futilezas alejarán definitivamente los ánimos de ciertas
cuestiones en las que nos sería molesto entrar en lucha con ellas.
Los hombres cada día pierden más la costumbre de pensar por sí mismos y acabarán por
hablar haciendo coro a nuestras ideas, porque seremos los únicos que fijemos rumbos al
pensamiento..., por mediación de personas tales que, ya se comprende, no se creerá que
somos solidarios de ellas.
El papel de los utopistas liberales acabará definitivamente cuando nuestro gobierno sea
reconocido. Hasta entonces nos prestarán un buen servicio.