Page 267 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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^56 Parte II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
articulada con la de los sufies que le precedieron, sin la cual sería difí-
cil penetrar su profundo sentido y puntualizar su abolengo (1).
La mística, ápice de la vida religiosa, no se justifica sin la fe en un
Dios personal, con quien el hombre, que es también persona, pueda
mantener relaciones personales. Exige, por lo tanto, más que la reli-
gión del simple fiel, que el objeto del culto, Dios, no sea concebido
como un ser del todo inmanente ni del todo trascendente, respecto del
devoto. En el primer caso, el de la absoluta inmanencia, la relación
desaparece, al convertirse en unidad la dualidad de términos. En el
segundo, el de la total trascendencia, el abismo infinito que se abre en-
tre el devoto y un Dios inasequible, con quien aquél no tiene analogía
alguna ni la más remota semejanza, frustra asimismo toda personal re-
lación entre ambos términos del fenómeno religioso.
Ahora bien, el Dios del Alcorán no deja de ofrecer los rasgos pro-
pios de una persona real. Más bien que un ser trascendente al hom-
bre, semeja por sus atributos un ser antropomorfo. La distinción entre
los términos queda, pues, salvada, y la posibilidad de la relación re-
ligiosa es innegable. Pero aunque a veces habla el Alcorán textual-
mente de amor divino, directo e inverso, la relación religiosa concíbela
más bien por lo común al modo de la que existe entre un esclavo y su
señor omnipotente. Para la intimidad familiar con Dios, en que la mís-
tica consiste, para la conciencia de la presencia divina en el alma, en
que se cifra la unión extática, bien se comprende que esta seca teolo-
gía del Alcorán, en que el temor servil predomina sobre el amor filial,
no podía bastar.
Pero a través de las páginas de este estudio hemos ido viendo que
el islam, en contacto con otras religiones, singularmente el cristianis-
mo, perdió la rudeza alcoránica y se fué espiritualizando cada vez más.
Los fieles, por un piadoso fraude, atribuyeron a Mahoma ideas, de la
más alta espiritualidad, tomadas del monacato cristiano, y prácticas o
(1) Aprovecho para este aspecto del problema algunas ideas de mi estu-
dio, Algazel, Dogmática, moral, ascética (págs. 73-101), completadas con otro
de Nicholson, titulado The idea of personality in súfism. (Cambridge, Univer-
siry Press, 1923.)