Page 271 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
P. 271

260       Parte  II. — Doctrina espiritual de Abenarabi
        tónica en todo el sistema y singularmente en  la mística. AI estudiar,
        hace años, la psicología de Abenarabi, ya señalé su plotinianismo como
        un caso no frecuente de supervivencia en la historia de las ideas. El
        de un musulmán que educado en occidente repita, en pleno siglo xm
        y con tal exactitud, las teorías del autor de las Enéadas, es en verdad
        un caso de renacimiento clásico, que se adelanta en dos siglos al de
        la Europa cristiana. Con las ideas plotinianas, Abenarabi aporta ade-
        más al acervo del pensamiento sufí el léxico griego, traducido o adap-
        tado al árabe. No sólo en la psicología empírica normal, sino también
        en la metafísica, el vocabulario que emplea para expresar los fenóme-
        nos de conciencia, las facultades del alma, los principios o supremas
        categorías del cosmos, emanadas, en jerarquía descendente, del Uno,
        el tránsito de la unidad a la multiplicidad, etc., está integrado por tér-
        minos metafóricos, cuyo sentido no se revela sin recurrir a la clave de
        sus modelos helénicos (1). Ciñéndonos a la ascética y a la mística, ya
        hemos podido observar también el principal papel que en ambas jue-
        gan las ideas directrices del neoplatonismo: la preexistencia de las al-
        mas, su unión accidental con  el organismo corpóreo, las teorías de la
       cátharsis o purgación ascética y de la iluminación, la doctrina del éx-
       tasis y de la unión transformante, etc.
          El prurito de acomodar a! léxico plotiniano el análisis de los fenó-
       menos místicos es tan intenso en Abenarabi, que a veces hace dudar
       de la sinceridad de sus experiencias, pues más bien parece preocupado
       de encuadrar éstas en las definiciones tradicionales y en los símbolos
       que  el neoplatonismo había concebido. No faltan, sin embargo, sín-
       tomas vehementes de la autenticidad, más o menos objetiva, de su vida
       espiritual. AI lado de ese empeño constante con que Abenarabi conser-
       va  el armazón libresco del tecnicismo tradicional, resalta no menos la
       manera personalísima con que describe sus trances, sus éxtasis, sus
       alucinaciones visuales y auditivas,  el tono de sinceridad que da a sus
       análisis de conciencia y el esmero escrupuloso con que procura consig-
       nar casi siempre las circunstancias de lugar y tiempo en que los fenó-

         (1)  Cfr. Asín, La psicología según Mohidin Abenarabi, op.  cit.
   266   267   268   269   270   271   272   273   274   275   276