Page 385 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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374 Parte II I.— Textos: Cunh, 45, 47, 49
en cada momento qué es lo que la ley de Dios te dice que debes hacer
en él, y hazlo: si estás en un momento en que la ley divina te impone
una obligación de precepto, cúmplela; si tan sólo es invitación de con-
sejo, apresúrate también a atenderla; si estás en uno de los momentos
de tiempo libre, en que a nada estás obligado, ocupa tu alma en las de-
vociones y obras buenas a que Dios te invita. Cuando practiques una
obligación de precepto, hazlo sin que te venga la idea de que todavía
vivirás después de que la acabes de cumplir, hasta que tengas que cum-
plir otra obligación; antes bien, hazte a la idea de que aquella obra
buena es la última que haces en este mundo y con la cual te vas a
presentar ante tu Señor, pues obrando así, obrarás con pura intención,
y con la intención pura el acto es acepto a Dios.
[6.°—CARIDAD CON LOS ANIMALES Y CON LOS HOMBRES]
[47] Evita el trato de las gentes que te son adversas y que no son
de tu género de vida; pero sin que de ellos formes mal juicio ni te
ocurra pensar mal. Huye de ellos, sólo con la intención y propósito
de buscar la compañía de Dios y de los suyos, prefiriendo su tra-
to al de los demás. Asimismo debes tratar a los animales con ternu-
ra y compasión, pues son también criaturas que Dios ha puesto bajo
tu dominio. No las cargues, pues, con peso superior a sus fuerzas,
ni las montes sin más ni más, sólo por juego. Igualmente has de
tratar a los esclavos, pues que son hermanos tuyos, aunque Dios los
ha puesto bajo tu dominio, pero tan sólo para ver cómo los tratas.
También tú eres esclavo de Dios y no querrías que se te tratase, sien-
do siervo, con malas maneras. Haz, pues, con ellos eso mismo exacta-
mente, y el día que tú lo necesites, encontrarás la recompensa. Si tienes
familia, vive con ella en amable compañía, pues todos somos hijos y
tú también. La regla que todo lo resume y compendia es esta: Todo
cuanto querrías que Dios hiciese contigo, hazlo tú con sus criaturas
exactamente. Si tienes un hijo, enséñale el Libro de Dios, pero por
Dios y no por fines mundanales, y oblígale a observar los preceptos
religiosos y a practicar las virtudes. Desde su infancia llévalo hacia la