Page 380 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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Las inspiraciones o ideas imprevistas  369
       los fieles [239]; pídele perdón a Dios y comienza la oración. Guár-
       date también de habituarte a una misma mezquita, y de colocarte
       siempre en la misma fila de fieles para hacer la oración, y de escoger
       siempre  el mismo lugar.

        8.°—ARTICULO SOBRE LAS INSPIRACIONES O IDEAS IMPREVISTAS
         Ten presente que,  si vives en familia con  los religiosos que han
       hecho voto de pobreza y  te consagras a servirlos, no debes recha-
       zar idea alguna que te venga a las mientes, relativa a cualquiera de
       los quehaceres atinentes a su servicio, pues todas esas ideas o inspi-
       raciones son mensajes que Dios te envía. Haz, pues, todo cuanto se
       te ocurra,  v.  gr.,  lavarles  la ropa, guisarles  la comida o cualquier
       otra de las obras que redunden en su provecho. Y esto debe ser así,
       porque  los ascetas que han hecho voto de pobreza y que son sin-
       ceros siervos de Dios, aunque a  la mente les vengan esas ideas,  el
       ascetismo que profesan  les prohibe manifestarlas a los demás, para
       no dar así gusto a sus propias inclinaciones; pero Dios quiere con-
       cillarles ambas cosas a la vez:  [la satisfacción de sus necesidades]
       con la sinceridad de su pobreza voluntaria; por eso Dios te inspira
       la idea de hacerles lo que a ellos les ocurre que necesitan: para que
       tú  te apresures a hacerlo, y así  les procures a ellos  la consecución
       del grado espiritual de  la mortificación propia y  el logro de lo que
       necesitan. Además, por tu parte, aprendes de ellos cómo debes prac-
       ticar  la sinceridad en esta materia de  las ideas imprevistas. Todo
       ello, sin contar el premio a que te haces acreedor ante Dios sirvién-
       doles. No debes, en efecto, despreciar ningún mérito, pues este cami-
       no de la perfección es camino de merecimientos para la otra vida...
       Cuatro son  las cosas que a quien  las practica escrupulosamente  le
       dan la solución:  el servir de fámulo a los religiosos que profesan  la
       pobreza voluntaria;  la pureza de corazón;  el rogar a Dios por los
       musulmanes, y  el tratarlos paciente contrariándote a  ti mismo.
          Raras veces se libra  el novicio, en  el principio de su profesión,
       de malas inspiraciones, bien sea respecto de las criaturas, bien sea
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