Page 377 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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366         Parte  LI I. — Textos: Tadbirat, 236, 237
        de la perfección y al maestro  le será más  difícil medicinarle y más
        ardua y lenta  la tarea de curarle su enfermedad,  lo cual obedece a
        la familiaridad que tiene con  él. El objetivo del maestro, respecto
        del discípulo, cífrase en encontrar en todo momento su corazón ocu-
        pado por completo con el pensamiento de Dios, hasta tal punto, que
        si por acaso le propone algo que exija tratar o conversar con alguien
        durante algún tiempo, vea que  le produce molestia y conozca, por
        ende,  el maestro que  el discípulo ha recibido ya de Dios  la gracia
        de sus revelaciones y que en ellas está ocupado.
           Su trato con  el prójimo inspírese en  el sacrificio, en  la caridad,
        en la liberalidad, sin reclamar nunca de los otros deber alguno, pen-
        sando siempre que los demás merecen la preferencia y que él no tie-
        ne derecho a nada. Cabalmente por esta causa mandamos al novicio
        que abandone la vida social, pues los compañeros tienen derechos,
        cuyo cumplimiento le incumbe al novicio como un deber, y este cum-
        plimiento de sus deberes para con el prójimo le impediría ocuparse en
        los deberes que tiene para con Dios. Por eso,  la soledad y la fuga
        del mundo es preferible para  el débil corazón del novicio, pues  la
        vida social es propia tan sólo de los religiosos veteranos, confirma-
        dos ya en la perfección.
           Si tus prójimos te vituperan, asiente, aunque ello te repugne, pues
        de censura eres digno. En cambio, si te alaban, son las buenas cua-
        lidades de  tus prójimos  las que profieren  tales alabanzas, porque
        Dios les oculta lo que tú eres realmente, y si Dios les descubriese  el
        estado de tu conciencia, verían cuán vergonzoso era. No  te alegres,
        pues, de que te alaben y ensalcen.
            7.°—ARTICULO SOBRE EL CONCURRIR A LAS MEZQUITAS

           Conviene que  el novicio no se mueva mucho, pues  el movimien-
        to disipa. Por eso cabalmente, a fin de que no se turbe su estado de
        conciencia, prohibimos  al novicio que viaje, excepto para buscar un
        maestro de espíritu que le dirija.
           Cuando salga para ir a las mezquitas o para satisfacer alguna ne-
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