Page 379 - El Islam cristianizado : estudio del "sufismo" a través de las obras de Abenarabi de Murcia
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368 Parte 111.—Textos: Tadbirat, 238, 239
tud ecuánime, pues el moverse durante el canto religioso es salirse del
equilibrio justo, si bien los movimientos pueden ser de diferente es-
pecie, según sea la intención, pues si te mueves dándote cuenta de
que te mueves, tu movimiento es hacia abajo, como quien va des-
cendiendo de lo alto a lo profundo, hasta bajar al infierno (¡a Dios
pidamos que de ello nos libre!); y si, en cambio, te mueves per-
diendo la conciencia de tu ser y tu sensibilidad, y ese tu éxtasis tiene
por objeto a Dios porque su Majestad domina tu corazón, o tiene por
objeto la idea del cielo o del infierno, entonces tu movimiento es
hacia arriba, hasta subirte al empíreo; si tu éxtasis tiene por objeto
el pensamiento de alguien a quien amas con pasión, sea una mujer,
sea un joven, entonces tu movimiento es infernal, pues aunque no
te des cuenta de tu estado psicológico y por ende se trate de un éx-
tasis auténtico, su objeto es inmoral y los circunstantes opinarán, sin
embargo, que tú estás en éxtasis pensando en Dios. Guárdate, pues,
de asistir a las sesiones de canto religioso.
Si te ves obligado a la vida en común, sin que puedas evitarlo,
busca la compañía de los devotos que se dedican a la disciplina as-
cética y a la vida activa, hasta tanto que encuentres el maestro de
espíritu. Si no encuentras devotos de esa clase en las ciudades, bús-
calos en las desiertas playas, en las mezquitas derruidas, a las cua-
les acostumbran acogerse, en las cimas de los montes y en el fondo
de los valles. Y si te decides resueltamente a ser uno de ellos, guár-
date bien de que te sorprenda la hora de la oración ritual sin estar
ya dentro de la mezquita, pues los novicios negligentes son los que
acostumbran a cumplir con el precepto de la oración cuando ya ésta
ha comenzado. Por eso, si al llegar a la mezquita encuentras que ya
ha dado principio el oficio, incurres en el defecto de la suma negli-
gencia y no eres de los devotos ascetas. Ahora, si lo único que has
perdido del oficio es la tacbira del ihram (1) o una sola de las in-
clinaciones rituales que se hacen con el oficiante, no hay que hablar de
ello, pues se trata tan sólo de una prescripción que atañe al vulgo de
(1) Acto de pronunciar el oficiante las palabras "Dios es muy grande",
al fin del pregón que precede a la oración litúrgica.