Page 39 - Manual ofimática nivel II
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Si habla rápido, es probable que a quien lo escucha se le acelere el ritmo
cardíaco, le aumente la secreción de adrenalina y la respiración se le haga
superficial.
Grítele a alguien, y es probable que a esa persona le suba la presión
sanguínea.
Háblele con calma, con voz lenta y tranquila, y las reacciones físicas
corresponderán a su tono de voz.
La voz no sólo afecta a los/as demás, es también un fino barómetro de los propios
estados físicos y emocionales:
Puede revelar cuál es su nivel de estrés mucho antes que otros signos físicos.
Refleja su nivel de fatiga.
Indica su estado emocional.
Un/a orador/a eficaz usa la sonoridad de diferente manera que uno mediocre.
Los/as buenos/as oradores/as se comportan de la siguiente forma:
Modifican los niveles de sonoridad con más frecuencia que los/as mediocres.
Usan menos poder vocal en las palabras sin importancia, como los artículos
(el, la, un, una), conjunciones (y, o, aunque), y preposiciones (con, en, sobre).
Tienen mejores costumbres respiratorias, marcadas por movimientos lentos
y constantes del diafragma más bien que por sacudidas irregulares del pecho
y del diafragma hacia arriba.
Usan con más eficiencia el aire inspirado.
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