Page 342 - La importancia de las plantas medicinales
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Contribuciones de la biodiversidad
             al bienestar humano y la autonomía


                                      origen católico. Estas personas pueden ser tanto mujeres como hombres y
                                      generalmente son ma- yores de edad, pues la transmisión de estos saberes
                                      requiere la templanza suficiente para no enlo- quecer con las visiones que
                                      pueden tenerse durante el ensueño o la vigilia. Los “chinangos” suelen nacer con

                                      el don de curar y de mediar con los espíritus que causan enfermedad a las
                                      personas y al territorio; cualidades que son percibidas por los mayores de la
                                      comunidad cuando los niños o niñas manifiestan espontáneamente intenciones
                                      de curar y de conocer sobre las plantas medicinales. Existen en estas

                                      comunidades algunas personas que practican la “chinanguería” y que a través
                                      del territorio o con el uso de algunas plantas, pueden convertirse en mohanes.
                                      El mohanismo consiste en la capacidad de transformación, sea en vida o luego
                                      de la muerte, en seres con rasgos tanto humanos como animales; tres o
                                      cuatro días después de fallecer los mohanes salen de su tumba adoptando la

                                      forma de pequeños animales, con su crecimiento aprenden a devorar animales
                                      cada vez más grandes e incluso se dice que consumen seres humanos. Por el
                                      temor a las desapariciones que generan los mohanes, es costumbre matarlos
                                      mientras todavía son pequeños, clavándoles en el pecho una estaca de chunga.

                                      Para evitar que los mohanes hagan daño en la comunidad, acuden a los jaibaná
                                      emberá para que apacigüen estos seres y los encarguen de proteger sitios
                                      sagrados. Según Pineda y Gutiérrez (1999) hay jaibanás que utilizan plantas
                                      para convertirse tras ser ente- rrados en aribadá o aripadá, pudiendo

                                      transformarse en un felino grande con pelo y garras, como también en un nusí
                                      o pez gigante; algunos jaibanás pueden resucitar el cuerpo de alguien ya muer-
                                      to al bañarle con una planta, para así convertirle en aribadá, el que cuando
                                      crece, adquiere rasgos tanto humanos como animales y queda al servicio del

                                      jaibaná que le trajo a la vida; para propiciar- le la muerte se precisa una barra
                                      de macana que se entierra por su punta en el pecho del aribadá (Pineda y
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