Page 26 - Vida de San Agustín
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Unos años después, en la ciudad de Milán, la madre de
Agustín expresaría todo su dolor y preocupación por él. Un
día, casi impotente, acudió a un obispo de gran fama por ser
sabio y por ser santo para que le ayudara a convencer al hijo
del error en que se encontraba; este conociendo el talante del
muchacho y el historial de la madre no se preocupó ni en lo
mínimo, solo se limitó a decirle que un hijo de tantas lágrimas
jamás se podía perder. Estas palabras, le trajeron paz y
continuó con la lucha interior conquistando para el Señor, no
solo un hijo, sino un gran apóstol.
Hablar de Agustín no es fácil, la intensidad de su vida,
desborda el tiempo que vivió. En tres años de estudios
conocía las artes y las ciencias de aquella sociedad. En tres
años, aprendió de todo, vivió de todo y su corazón todavía
estaba inquieto. Algo le faltaba, ¿qué era ese algo?, ¿cómo
encontrarlo?, ¿a dónde ir?, ¿qué hacer?, ¿por qué aquel
estilo de vida no le satisfacía?, ¿tendría razón su madre al
hablarle de la fe? Pero él no entiende la fe de su madre, es
absurdo; nada de lo que se encuentra en la biblia tiene
explicación.
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