Page 31 - Vida de San Agustín
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CAPÍTULO SIETE
T
ranscurrían los días y el anhelo por la verdad seguía
en su corazón con más intensidad que antes. Claro,
no era fácil satisfacer la razón de un genio ni saciar el
apetito pasional de aquel temperamento. Agustín, hambriento
y sediento de la verdad, se dejó enredar por una secta que le
ofrecía encontrarla. Verdad, verdad, todo se le presentaba
como la verdad; y él, cada día se encontraba más lejos de
ella.
Maniqueos, se hacían llamar aquellos engañados y
engañadores de hombres. Bastaron unos años de
permanencia en esa secta para experimentar el fracaso de
ser engañado. Las preguntas del Águila de Hipona
desbordaban el conocimiento de quienes no sabían lo que
practicaban. El único que podía responder no estaba cerca y,
cuando lo estuvo, no satisfizo su inquietud.
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