Page 57 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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tensión  y  debilitado  por  su  lucha,  tiraban  del  ruedo  de  sus

                  vestidos y le decían: “¿podrás vivir sin nosotros? Sin nosotros


                  no llegarás muy lejos.”.




                  Constantemente  llegaba  donde  el  obispo  Ambrosio  que  era

                  como su padre. Algunas veces lograba conversar con él, otras


                  se regresaba al verlo tan ocupado. Ambrosio le enseñó cómo

                  leer la biblia a la luz del Espíritu Santo, para encontrar en ella

                  el alimento eficaz contra el desasosiego y la desesperanza. Se


                  le veía más radiante y lleno de vida. Estaba recuperando el

                  candor de su juventud. La gente se le acercaba, atraída por su


                  fama y por su cándida personalidad. Además de ser un hombre

                  “guapo” físicamente, era muy amable.




                  Todos los días habiendo renunciado a gran parte de su trabajo,


                  pasaba  largos  ratos  meditando  con  la  Sagrada  Escritura  y

                  reflexionando con los libros que le regaló el Obispo de Milán.


                  Hasta  que  un  día  despertó  turbado  porque  no  soportaba  el

                  deseo  de  acoger  a  Jesucristo  totalmente.  Él  no  era  de  las

                  personas  que  acogen  la  verdad  a  medias,  por  eso  cuando


                  encontraba  un  indicio  de  ella  no  descansaba  hasta  llegar  a

                  fondo. Le angustiaba su postura de cara a Jesucristo, siempre










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