Page 59 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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CAPÍTULO QUINCE
S
e retiró a una vivienda con amplio jardín. Allí vivía con
su mamá, su hijo y su amigo Alipio, para entonces su
mujer lo había dejado. Ella tenía otros planes, dejarlo
libre e irse a vivir a un monasterio de monjas, donde pensaba
pasar y gastar todo lo que le restaba de vida. Así se convirtió
en un alma más, que Mónica ganó para el cielo con su
testimonio de vida. Ella, la mamá de Adeodato, en el tiempo
que vivió con su suegra conoció el valor y la belleza de la
Iglesia Católica. Así se lo dijo a su amado en la carta de
despedida.
Aunque Mónica no era una monja, por su entrega y pasión es
como si lo hubiera sido. Esta mujer supo vivir su vida de laica
con verdadero entusiasmo por las cosas celestiales. Nadie que
entrara en contacto con ella, se libraba de pensar, aunque
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