Page 60 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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fuera por un instante, en la posibilidad de que existe algo más

                  allá de este mundo.




                  Su nieto, el hijo de Agustín, era un jovencito que supo captar


                  la grandeza e importancia de la fe de su abuela. Era un joven

                  extraordinario, incluso más que su papá. En los diálogos que


                  estos  sostenían,  Adeodato  daba  muestras  de  una  gran

                  inteligencia;  su  papá  constantemente  exclamaba:  “¡qué

                  inteligente es!”.




                  ¡Qué dicha la de Agustín!, ser católico para el tiempo en que


                  su  hijo  murió.  La  fe  le  permitió  vivir  su  duelo,  desde  una

                  perspectiva diferente a la manera cómo vivió el duelo del amigo


                  en su juventud. Incluso con un talante diferente a la manera

                  cómo  vivió  la  partida  de  su  madre.  La  muerte  de  su  hijo  la


                  entendió como un acontecimiento, eminentemente, de fe.




                  Así que, vivían en aquella residencia de jardín amplio y en ella

                  investigaban  las  Escrituras  y  reflexionaban,  como  un  día  lo

                  había soñado el genio Agustín; solo había una cosa a la que


                  este le temía, vivir sin una mujer. Pensaba que era incapaz de

                  vivir sin tener la calidez femenina como compañera. Por lo que,


                  estaba comprometido con la hija de un senador, con la que






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