Page 63 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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cómo  impactó  a  san  Antonio  este  pasaje,  a  tal  punto  que,

                  regresó corriendo a casa, vendió todo lo que tenía, mandó a su


                  hermana  a  un  monasterio  y  él  se  fue  al  desierto  para

                  entregarse totalmente a Jesús. Así, el anciano les fue relatando


                  muchas historias similares.

                  Agustín,  abría  los  ojos  más  de  lo  normal,  su  respiración  se


                  aceleraba, el rostro se le enrojecía, como queriendo estallar en

                  gritos y decirle a aquel hombre que no siguiera; pues el deseo

                  de vivir esas experiencias lo llevaba en su interior; pero a la


                  vez,  no  quería  que  aquel  anciano  se  detuviera  porque  eso

                  encendía la hoguera que había cargado por tanto tiempo. Solo


                  hasta que el anciano Simpliciano se fue, se levantó de la banca

                  donde estaba y exclamó: “¿qué es lo que pasa con nosotros?


                  Se  levantan  los  indoctos,  la  gente  sencilla  y  conquistan  la

                  felicidad y nosotros, con nuestro ingenio apenas suspiramos


                  por  ella”.  Cuando  dijo  esas  palabras,  no  más  se  agarró  la

                  cabeza, dio la espalda a su amigo que lo tenía en frente y salió


                  a tomar aire.



                  Muchos días pasó Agustín esperando el momento para dar el


                  siguiente paso. Anhelaba la vida monástica que se practicaba

                  en Egipto, de la cual le hablaban, incluso tuvo noticias de unos


                  monasterios  que  estaban  fuera  de  la  ciudad  de  Milán,






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