Page 66 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
P. 66

todo estilo de vida que no fuera acorde con lo que él quería:

                  “vivamos con decoro, como en pleno día, nada de comilonas y


                  borracheras, nada de lujuria y desenfrenos”. Con esto, le bastó,

                  no continuó leyendo; esas palabras eran para él, que no había


                  podido superar sus deseos carnales.




                  Alipio  continuó  leyendo  y,  también,  se  aplicó  la  lectura:

                  “revístanse  más  bien  del  Señor  Jesucristo  y  no  anden

                  buscando a satisfacer las malas inclinaciones de la carne”. Ese


                  día, en aquella casa, hubo más alegría que en todos los años

                  de vivir en ella.




                  Mónica corrió a la catedral a buscar al obispo, aunque lo que


                  quería era tener un espacio para rezar ante Jesús. La noticia

                  era demasiado fuerte para una mujer que había esperado tanto


                  para ver a su hijo converso. No se sabe cómo llegaría aquella

                  mujer hasta donde el obispo ni las palabras que le dijo ni como


                  hizo para controlar tanta emoción.



                  Agustín  encontró  las  palabras  que  transformaron  su


                  pensamiento y sus pasiones de inmediato. Su corazón estaba

                  preparado para este momento. No pasaron más de unos días


                  para darle la noticia al obispo y a sus amigos de que se iba a






                                                             70
   61   62   63   64   65   66   67   68   69   70   71