Page 64 - Comparto 'Vida de San Agustín' con usted
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atendidos por Ambrosio y que él desconoció por mucho tiempo.

                  Suspiraba por esta vida feliz, pero no sabía cómo decidirse.


                  Pasaban  los  días  y  su  corazón,  cada  vez,  le  pedía  una

                  decisión. Nuevamente la zozobra, la angustia y el deseo de


                  algo más tocaban la puerta de su corazón.




                  Por eso, el día que se bautizó quedó grabado en el corazón de

                  la Iglesia y en el corazón de los ángeles. La Iglesia reventó en

                  alegría  y  Mónica,  experimentó  un  gozo  como  el  que


                  experimentó Marta y María, las hermanas de Lázaro, cuando

                  Jesús lo resucitó. Ambrosio estaba feliz, conoció las luchas de


                  aquel hombre y sabía lo grande que era.




                  Por su parte, Agustín tras ser bautizado entró en una especie

                  como  de  sopor,  donde  sus  facultades  sensitivas  quedaron


                  suspendidas. Él lee este hecho como una sanación que Dios

                  estaba  efectuando  en  su  corazón.  También  ese  día  del


                  bautismo  se  terminó  un  mosaico  enorme,  que  se  estaba

                  llevando a cabo en la Catedral de Milán; hecho, que Mónica

                  leyó como un signo de la obra de arte que Dios estaba llevando


                  a cabo con su hijo, desde hacía muchos años.












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