Page 132 - Desde los ojos de un fantasma
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—NO ME miren así —se defendió Gio desde el otro lado de la barra—. Esto
               tiene una explicación.


               —Pues yo creo que todos estamos muy interesados en escucharla —dijo el señor
               Alves en nombre de sus amigos.


               Incluso los clientes que se habían mantenido al margen de la discusión volvieron
               sus miradas hacia el nervioso cantinero que torpemente seguía manipulando
               vasos y copas.


               —Después de tantos años de convivir con la gente desarrollamos un sexto
               sentido que nos permite conocer a fondo a nuestros parroquianos —comenzó
               Gio con su explicación. Al principio las palabras iban saliendo muy lentamente,
               pero al cabo de unos momentos su discurso se fue volviendo cada vez más
               categórico—. Con mirarlos a los ojos podemos predecir la bebida que nos

               pedirán, saber si están tristes o alegres y hasta adivinar algunos de sus
               pensamientos más profundos.

               —¿Entonces es verdad todo lo que se cuenta de ustedes? —preguntó Manolo

               Segundo.

               —Casi todo —aceptó Gio—. Aunque también hay algo de exageración. No es
               que tengamos poderes. Simplemente somos muy perceptivos. Estamos atentos a

               cada detalle.

               —Ahora que lo mencionas, recuerdo que muchas veces, sin que yo te diga nada,

               me has servido mi anís con un cubo de hielo —comentó María.

               —Es que cuando estás preocupada, un anicito frío te sienta a las mil maravillas
               —respondió el cantinero, cada vez más dueño de la situación.


               —¿Y con toda la gente funciona igual? —preguntó Catalina, la princesa del
               reino fantástico que cabía en un pequeño departamento de Alfama.


               —No, cada persona es distinta.


               —¿Y a mí qué me sienta mejor en los días tristes? —continuó la monarca con el
               interrogatorio.
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