Page 129 - Desde los ojos de un fantasma
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A los cantineros y encargados de las barras de Lisboa su condición de

               proveedores de saudade los empareja con fenómenos como el monstruo del Lago
               Ness, los duendes de la campiña irlandesa o los nahuales mexicanos: todos
               sabemos que en realidad están entre nosotros, pero es mejor mirar hacia otro
               lado, hacerse el loco cuando se habla de su existencia.


               En pocas palabras: todos en Lisboa sabían (o por lo menos sospechaban) que los
               cantineros tenían algo que ver con el delicioso asunto de la saudade, pero casi
               nadie podía demostrarlo con total seguridad. Tuvo que llegar la espantosa
               invasión de los Smileys para sacar a la luz uno de los secretos más bellos y
               mejor guardados de todos los tiempos.
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