Page 206 - Desde los ojos de un fantasma
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aquel patio lúgubre. Era claro que los autores intelectuales de este nuevo

               secuestro no tardarían en aparecer.





               Ana, por su parte, no tuvo problemas para encontrarse con la joven croata. Era
               vecina de Alfama desde hacía un tiempo, y amiga de presencia constante en el
               Conversario.


               Ante la petición de Ana, la abogada no dudó un instante en presentarse en la
               comisaría para encargarse de la defensa legal del grupo en problemas.


               —¿Entre los amigos de su esposo hay un japonés? —preguntó Natasha mientras
               se dirigían a la estación de policía.


               —Así es, se llama Haruki y también va mucho al Conversario. ¿Cómo lo
               supiste?


               —Es que han estado pasando cosas raras a mi alrededor.


               —¿Te puedo ayudar en algo? —preguntó Ana con preocupación.


               —No, al contrario, las cosas que me han sucedido son raras pero bonitas —
               anunció Nata-sha con una ligera sonrisa, que desató el brillo de sus hermosos
               ojos verdes—. Hace unos días tuve un sueño muy extraño. Era el personaje de
               un cuento en el que no sucedía gran cosa. Me pasaba el tiempo caminando frente
               al Convento do Carmo. Tenía que estar en ese sitio hasta que se acercara un
               hombre a platicar conmigo. Estuve mucho tiempo caminando por ahí, y nada. Al
               final me desperté aburrida.


               —Eso no tiene nada de particular, los sueños son así.


               —Lo sé, Ana —respondió la joven croata—, lo extraño es que a partir de ese día
               he tenido unas enormes ganas de pasar por el convento; sin embargo, siempre
               que voy a llegar me arrepiento a última hora. Sé que tengo una cita importante
               con el destino y eso me asusta un poco.


               —¿Y qué tiene que ver Haruki en todo esto?


               —Sé que Haruki es el hombre que tengo que encontrarme afuera del convento.
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