Page 212 - Desde los ojos de un fantasma
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MIENTRAS tanto, en la comisaría, las cosas marchaban muy bien. Las buenas
artes de la abogada habían logrado que los policías pusieran en libertad a todos
los detenidos. Solo debían arreglarse unos documentos y en pocos minutos todos
se reunirían a la salida del edificio.
—Estoy muy nerviosa —le confesó Natasha a Ana mientras esperaban la
liberación.
—Pues no se te notó. Actuaste muy bien frente al juez.
—No me refiero al trabajo. Es otra cosa. No sé que le voy a decir a Haruki.
Quizá todo en realidad haya sido un sueño. Una gran casualidad. Y entonces
hasta le produzca miedo.
—No te preocupes, todo saldrá muy bien.
—Sí me preocupo. Estoy loca —insistió Natasha.
—…
—Loca como una cabra.
—…
—Loca como una cabra loca.
—…
—Loca como una cabra loca de las montañas de Zagreb.
—Cálmate, que allí vienen —anunció Ana antes de correr a abrazarse al hombre
con cuerpo de pastelillo de vainilla. El pobre señor Alves estaba muy pálido. Se
notaba a leguas que no estaba acostumbrado a este tipo de aventuras con la ley.
Juan Pablo, Ricardo y Haruki se acercaron a la joven croata para agradecerle su
intervención.
—No fue nada. Ustedes eran inocentes —dijo Natasha sin poder ocultar su
nerviosismo.