Page 64 - Biografía de un par de espectros: Una novela fantasma
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Pasé muchas horas confundido entre la ropa colgada. La cabeza me seguía
doliendo y me sentía con muy pocas fuerzas para levitar hasta mi habitación del
Hotel Flores que de Verdad No Es Exagerado Decir que Brotarán con una
Cándida Belleza. Sentado en una palangana que alguien había olvidado por allí,
recordaba la gran casualidad que me hizo conocer a Grete.
No lo podrías creer, querido Arroyuelo, pero todo fue producto de una
confusión. Y es que me habían dicho que en un libro que se llama Zurdo el que
lo lea se aparecía un fantasma que debía conocer. En esa época yo estaba
escribiendo un guión de cine, pero hacía tiempo que nada se me ocurría, las
musas no se paraban por mi casa (y era lógico porque la última vez que mis
primas Urania, Erato y Euterpe me visitaron para jugar cartas yo me puse muy
pesado y no les dejé ganar ni una partida de canasta uruguaya).
—Geraldo es muy buen maestro. Él te puede ayudar con el proyecto que tienes
atorado, y si no, seguro conocerá a una musa que pueda presentarte, es amigo de
todo el mundo —me dijo la Bongolé entre las paredes oscuras de un viejo teatro
de Coyoacán. Ella es una amiga muñeca que tiene fama de terrible, pero en
realidad es un finísimo personaje que vive dentro de Clubes rivales, una
divertida serie de travesuras entre niños y niñas.
Ya te había dicho que nosotros los fantasmas somos de la misma familia de los
conceptos; es por eso que sin problema alguno podemos internarnos en las
páginas de los libros, las letras de las canciones, el fondo de un cuadro, o incluso
podemos transformarnos en versos. Por ejemplo, mi tío Lucien Domínguez se
convirtió un día en:
No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Además de eso, tengo en mí todos
[los sueños del mundo.